Rodolfo Novelo Ovando

Amar en selvaAterriza la luz
sobre la ceiba del ayer,
el pozo aún desborda su memoria;
agua iridiscente del pasado.Ya se desnudan los rugidos en la fronda, sin piedad:
contraria sumisión de la palabra miedo
que en mi letargo se desquicia,
que no define entre mis aguas a la selva,
al húmedo resuello,
penetra con la sensación de ser
en el seseo del amor que calla
y rompe su sonido.La mentira se presta a cualquiera,
ninguna aberración de(v)ida
sucumbe en el anonimato de negarse.Los desterrados se avejentan en la noche,
con caricias selváticas degeneran placer y castigo
en la monotonía de siluetas que reinciden.

Arrancar las raíces salinas del vientre se ha vuelto
el testamento submarino, la agonía que me erige:
mar y selva conjugados en mi rostro.

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Atardecer en el silencio

La abuela se detiene en el umbral del todavía.
Como ella, el retrato del abuelo no se esconde en la añoranza,
reverbera en el azahar impregnado,
en nuestro sitio, en el ayer del patio,
en el silencio.

Sentada mece al tiempo y lo demora,
mientras él,
con una mano en la cintura,
se arrumba en el naranjo herido de memoria.

En otras horas
el ruido del coser encubre los intentos
para mejor no recordarle.
Y pedaleando en la insistencia
intenta no llorar,
hasta olvidarse
del otro sufrimiento.

La abuela se detiene en el umbral del todavía.
Hoy el pasado se costura en su mirada,
y en este atardecer,
dibujado en su sonrisa,
vive el misterio de la espera.

(Poemas publicados en TROPO 19, nueva época).

La seducción de los instantes

En mi persona se descubre tu memoria,
y se delata hiriente, seducción que no se grita,
mientras la crueldad nos observa en los distante
contraponiendo el desenlace y lo sonoro del olvido.

Desintegrar tus besos es el hecho más cobarde,
lo mismo da el ayuno y la nostalgia
cuando el silencio se desliza
por la pared grisácea de la espera.

Significamos lo evidente del deseo,
pero perdimos lunas y salitre
al no intentar la seducción de los instantes.

Tú vienes cada noche con tu herida
pero yo muero de sombra,
de futuros vetados
y oscura pertenencia a tu silencio.

(Poema publicado en TROPO 7, nueva época).

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Microcosmos de bolsillo

Naciste en la comarca de los elefantes al murmurar colmenas de luz en el silencio. Recolector de la imaginería en equilibrio: celeste aparición del verbo. Descubriste antorchas invisibles que incendian la noche, que arrebatan líquido a la lluvia, que deliran en la cantimplora de los vientos y que esparcen polvo de runas heridas.

Llegaste con un mapa absurdo del desierto, con flores de color mudable, el microcosmos de bolsillo y la palabra poema rasgando tu memoria. Fuiste capaz de pestañear cansancio para trazar origen y final.

En pentagramas de insomnio describiste lo incierto de la lucha y la disolución de tu verdad en lo nocturno. Divinizar el sueño es una alegoría que no duele sino que arrasa con innobles presagios. Incensarios deseosos se postraron en tus sienes de mar y trasformaste las cenizas en geranios con sólo una voz, la de siempre, la de toda la sangre perdida.

Es tu nombre acto de conciencia; lumínico soldado de la voz, círculo mitológico sin explorar. Resides en palabras que se doblan y se guardan en la gaveta azul de la tierra.

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Incompletos de ti amanecimos

Te alejaste del día, pero no de la luz de nuestras almas,
que inquietas y aterradas lloviznan por una despedida imprudente.
No aceptamos la verdad en este ahora de tu ausencia.

La casa y la ciudad dejaran de ser las mismas,
nunca más volverá tu risa porque la noche la apagó con su miseria.

Mis ojos se sumergen en un mar interminable de reclamos.
Sé que en realidad estás oculta en una nube
y pronto lloverás para humedecer las manos de tu hijo.

No estás muerta,
vives en las palabras dichas y calladas.

(Poemas publicados en TROPO 3, nueva época).

Rodolfo Novelo Ovando. Poeta. Estudió la licenciatura en administración en el ITCH y la maestría en educación en la UNID. Becario del PECDA durante 2001-2002 y 2005-2006. Ganador del concurso de publicación de obras del Fondo Editorial del I.Q.C. en 2001 y 2002, del Premio Juan Domingo Argüelles 2007. Mención de Honor en el Concurso de Cuento Corto Juan de la Cabada 2011 y Finalista del XI Concurso Literario Internacional “Ángel Gavinet” 2017, en su edición de poesía, celebrado en Finlandia. Diplomado en Narrativa por el INBA y en Fomento a la Lectura por la UAM. Actualmente es profesor en la Universidad de Quintana Roo.

Libros: Alegoría de un Instante, UAEM/ La Tinta del Alcatraz, Toluca, 2001 || Tras el exilio de mis alas y En alguna parte de esta soledad, Fondo Editorial del I.Q.C. en 2003 y 2005, respectivamente || Callar desde el silencio, Secretaría de Cultura de Quintana Roo/ CONACULTA, 2009|| La Salvedad de los Negados, Gaceta del Pensamiento, 2012|| Olivos para una tarde de luna, UQROO/Porrúa, 2015

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