Muestra de poesía femenina

María José Romero

Larvas
(fragmento)

la disforia se hereda
larvas ingieren jarabe de/
azúcar y cartílagos
para aliviar sus ataques de pánico
periódicamente limpian el cerumen/
que se forma en sus oídos
susurran verdades/
que prefieren evadir

como que mi padre ya no me/
protege con su canto
como que hace un año regresó/
su depresión
y yo he dejado de decirle que lo quiero

su cuerpo no resiste como antes
él no me escucha como antes
ya no me mira como antes
no cree en mi futuro
ni muestra interés en mí

padre tiembla ante la muerte
padre se asume muchedumbre/
de úlceras
pero él ya ha muerto
mi padre ya no es mi padre
pero anda
me observa a través
del mercurio
padre no nota que enfermo
me prohíbe desgarrar las/
plantas que me cubren el cráneo
al parecer
irradiar y ser silvestre no complace

madre tiene una enfermedad/
degenerativa cutánea
confirmo que la pigmentación
no es lo único que va ausentándose/
en ella

madre tiene trastornos anatómicos
nuestra arritmia colectiva/
va en aumento

madre y padre creen que
tomar control de mi cuerpo
es un acto que va en contra/
de ellos
mi egoísmo no proviene de/
su esquizofrenia
mi egoísmo es puro
mi egoísmo aniquila
mi egoísmo
es mío
mi cuerpo es mío
mi sexo es mío
mi mente es
pulsación
pero madre y padre creen
que ese pulso es suyo
por segregar mi savia vigorosa
dicen comprometerse
responder sin dar condena
pero ¿cómo?
si ellos viven sentenciados

mi egoísmo es lo único que soy/
y tengo
me asumo y me protejo
egoísta

quizá no me importe
provocarle
otra parálisis facial a mamá

¿debo hablar quedo?

a mis padres les sangra la nariz
dicen que sus glóbulos rojos/
son esculturas
me exigen adornar mi cuarto con ellas
aunque sé bien que mueren/
tanto como yo

madre teme que me embarace/
prematuramente
preferiría que no poseyera útero
pide una sequía en vez de manglar
demanda que su ángel no esté en celo

su ángel ya ha decidido poner flores/
en la barba de alguien
ya ha confiado su licor de/
orquídea a las diez de la noche
para luego acordar verse en la/
catedral de la ciudad

madre y padre me darían una golpiza
si se enteraran que creí haber/
quedado embarazada
ellos mismos se ocuparían/
de llevar a cabo el aborto
se corroen por no hacerlo conmigo
pero
madre y padre me tuvieron
creen conocerme/
e intentan adorarme
aunque padre es homofóbico
y yo araño vegetación/
submarina

madre llama putas a las mujeres/
con vida sexual activa
y yo me asomo en relaciones/
que no me incumben
voy a coger
cuando me cree digna

madre me abofetea
si yo no escondo mi naciente/
y podrida adultez
mi deber es ocultarme
dice ella
dejar de respirar
encender fósforos
e incendiar las notas donde se/
demuestre que me desprecian

(…)
madre y padre no tienen la culpa/
de ser tan larvas como yo
examinan las crisis existenciales
ensayan la epilepsia
sufren disforia cíclica
apoyan mi bulimia sin saberlo
por eso mi distancia
por eso estoy mejor
—o eso dice la familia—

María José Romero (Cancún, 1996). Radica actualmente en Mérida, donde estudia la licenciatura en audio y multimedia. Escribe poemas desde 2015. Distribuye a través de Internet y bazares varios fanzines titulados Selfi tornasol, uno con sus poemas, otro con el texto Larvas, y cuatro con crítica social: Calladitas NO nos vemos más bonitas (que evidencia agresiones machistas) y Espectro Visual (que visibiliza lo queer). Ha publicado en la revista digital Azul Violencia y en Mandrágora Zine (que difunde proyectos artísticos). Fue una de las ganadoras del concurso de booktubers 2016 de la FILEY.

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Ángel Nimbé

Segunda canción
para los días de la vida

Hay días que transcurren entre sombras,
en los que la saliva no calma la sed en la garganta
ni el canto de los grillos sacia el ansia de otra música
el pausado respirar de otro cuerpo en la penumbra.

Días en que dormita el asombro
entre los cobertores de aquél a quien deseamos.
En que la hoja en blanco y la vigilia
se pelean
y se dedican a rondar tranquilas
fuera de la consciencia.

Días en que fatiga aguardar paciente
ver alargarse, madurar, la sombra
y esperar que el fruto salga a luz.
En los que el invierno se hace al infinito
dentro de la cabeza
cansada de rondar la noche en llamas.

Días en los que Dios responde con quintillas
a los gritos de sangre de los muertos.
Tiempos en los que el azar
es un niño con un carro de madera
donde monta los huesos que quedaron de tu infancia
y los vuelve sonaja

Días en los que la vida
cobra a todas horas intereses
de ese pan que –niño hambriento-
le robaste.

Días en que la soledad
obliga a ser ventana en la distancia,
fantasma de los pasos
a otro cuerpo dirigidos.
Y en los que el pan escupido por las moscas
se transforma en deleite
cuando en el regreso a casa ves
que alguien más que tu otrora soledad
ha barrido y ordenado tu recinto.

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La danza de la serpiente
(fragmento)

Antes de la palabra fue la huella
la lentitud de contemplar el cielo,
el recreo.

Antes de la palabra fue el ocaso
hecho bestia, impregnado en las cavernas
y la selva hecha hambre,
el amanecer, el agua.

Antes de la palabra fue tu cuerpo
impregnado en el perfume,
en la savia.

Antes de la palabra fue aquello
que la palabra rescataría
para escribir de nuevo:
tu cuerpo lleno de signos
fue lo que dio bienvenida al mundo.

Antes de ti qué hubiese dicho de las cosas.
No sé si en realidad viniste
pero dejaste atrás los restos de mi alma.
Sobre el ocaso escupió mi fiebre
cansada de esperar.

Si no fuera por ti,
no habría tenido que volar con miedo de tu magia,
pero tampoco hubiese abandonado mi refugio
continuamente mordido por las arañas.

Ángel Nimbé (Campeche, 1988). Estudió licenciatura en Literatura en la Universidad de Campeche y Maestría en Creación y Apreciación Literaria en el Instituto de Estudios Universitarios. Autora de Las danzas de la serpiente (premio de poesía Campeche 2015) y Las bitácoras del desahuciado (beca del Pecda 2011).

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Claudia Miranda

Llover
(fragmentos)

I

Sueño comer el universo,
masticar planetas
y sentir aquella explosión de galaxias/
en el paladar.
Sueño comer el universo,
pero sin querer
despierto en mi singularidad/
tiempo-espacial.

II

La muerte viene oxidada y fúnebre,
me envuelve en el temor,
en su oscuridad,
extiende sus inmensas alas negras
y trata de llevarme,
sin embargo, la vida me llama
y me espera con una sonrisa.

III

Sueño que soy un ave nocturna,
que extiendo mis grandes alas negras
y las despliego
solo para limpiar
aquella sonrisa menguante
en el anochecer/

VI

Estoy lloviendo,
me nublé,
al paso que voy
destruiré cartas que jamás llegaron,
doy frío a tus pupilas
que dudaron en presentarse a las mías/
con sinceridad.
Mientras levito,
imagino mi vida
si fuera sol,
tu sol,
y no lluvia,
tu lluvia.
Pero me embriago en la ignorancia infinita
y recapacito,
que por más que intente ser sol
jamás podre ser el sol
que te abraza en tu sueño veraniego.

VII

Hoy me descubrí en tu mirada,
tu mirar sigue y me sigue,
la ausencia está presente
aunque tú haces cercana la lejanía.
Díme,
Explícame,
¿Son pasos o latidos los que se acercan?
Y qué es esa melodía que
sale alegre de tu boca.
No me creas tonta convirtiendo/
estas mariposas en arañas.

IX

Quiero escribir un poema
mas no tu nombre,
usar metáforas
mas tu nombre no,
olvidar entre sílabas
y escribir entre versos la ironía.
Mas no tu nombre.
Con puntos escribo el olvido/
que quiero dejar atrás
pero una vez más
escribo tu nombre.

X

En qué parte de mi cuerpo
te pongo, señor molestias,
pues haces sufrir a quien te oye
y reír a quien utiliza tu ausencia.
Sé que sabes que te duele el saber/
que me duele,
mas ignoras lo que sabes
y con pretextos ocultas el saber.

XI

La lunasola,
sola sin su sol,
sisea la tristeza.
Se resbala por la noche,
solloza
ya no canta más con su resplandor.
No me acosa tras la ventana,
no más risas desprevenidas,
solo aguarda en cautela a su sol.
La lunasola
solloza,
todo por aquel maldito conejo
que los separó.

XII

Soy la lluvia.
Lágrimas de chocolate amargo,
miedosa,
temo que al caer
solo me desvanezca.

XVI

Quiero tomar poción multijugos,
transformarme en gato.
Ir al castillo de Dumbledore
y no ver más a las personas,
¡simples muggles!
Viajar en un carro volador/
con Ron y Harry,
No estrellarme con el aburrimiento/
de la gente.
Ser un elfo libre.
Hablar parsél.
Tener la varita de saúco
y conquistar al mundo.
Pero sé que solo estoy leyendo
y es una locura más….
wingardium leviosa,
wingardium leviosa,
wingardium leviosa…

Claudia Miranda (Cancún, 2004). Miembro de dos talleres literarios: el de Sian Ka´an, que dirige Ramón Iván Suárez Caamal, y el de La hojarasca, en Playa del Carmen. Comenzó a escribir desde los siete años. Pertenece al grupo de creación Literatos Riviera Maya y es cofundadora del movimiento de lectura Mochileando.

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Paola Santoyo

¿Loca?

Temo a la legión de voces/
en mi cabeza
y un:
-¡No estoy loca!-
se resbala por mi lengua.

Desaparece entre las voces,
en las letras manchadas
por el monstruo que me habita.

Mi obsesión se
desliza
suavemente
sobre la hoja

espero se mantenga ahí.

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Miedo nocturno

Las sombras de los muebles
me atan a la litera,
mi cuerpo inmóvil
se estremece ante la penumbra;
el silencio de la cucaracha
me impide respirar,
me ahoga.
Afuera de mi habitación,
los arboles
se ríen de mí.

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Juicio

Las cadenas rojas de mi prisión
caen al piso,
le temo a la oscuridad
y a los miles de ojos
que me juzgan con desprecio
al asomarme a la noche
que habita bajo mi cama.

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Definición

¿Qué es el pasado?
solo es una nota de supermercado
bañada en orina de perro.

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Provocación

Siento tu lengua de verano
derritiendo la cama,
entre mis labios invernales.

Hay riachuelos brotando
de la primavera.

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Resonancias

Escucharé al olvido
y su ronca voz
por la tráquea de un pez muerto

Escucharé lo indebido
y con una caracola vigilaré
las sombras de la nada

Escucharé al silencio
aprenderé de sus noches
y de sus días de papel

Escucharé al deseo
y tocaré las paredes rojas
de las entrañas de un gusano

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Haikús

*

Vuelo fugaz en
el cantar de pájaros:
desolación.

*

Ríe a sus hojas
el árbol solitario.
La fiesta oculta.

*

En el estanque
el reflejo del gato
mira mi sombra.

*

Un pez remonta
la corriente del rio.
Eternidad.

*

Suave aleteo…
Un pájaro perdido
en la negrura.

Ana Paola Santoyo (Cancún, 1999). En 2009, participó en el poemario infantil artesanal “Rocío de sentimientos”, del taller literario de la Biblioteca Jaime Torres Bodet de Playa del Carmen. Es miembro fundador de Literatos Riviera Maya y La hojarasca e integrante del taller literario Sian Ka´an. Ha publicado en la Antología Aquí y ahora, Selección de haikús, coordinado por el poeta Ramón Iván Suárez Caamal, así como en la trilogía de “Libros vivos #escrivive playa”, con poesía y cuento.

(Poemas publicados en TROPO 12, nueva época).

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