Ofelia Arruti
La verdad sobre el caso Harry Quebert, segunda novela del joven escritor suizo Joël Dicker, ha sido, sin duda alguna, un fenómeno editorial desde su aparición en francés en 2012 y su debut en español en 2013. Es común que una novela con tal impacto editorial suscite opiniones contradictorias, pero aun sus más acérrimos detractores reconocen que es una novela adictiva: una vez que empezamos a leerla, ya no podemos dejarla hasta averiguar la verdad sobre el caso Harry Quebert.
La novela empieza planteando el crimen alrededor del cual girará la historia: la desaparición en 1975 de la joven de 15 años Nola Kellergan en Aurora, una pequeña ciudad de la costa este de Estados Unidos.
La novela en sí comienza 33 años después, en 2008, con el relato del éxito arrollador de la segunda novela del joven escritor Marcus Goldman que trata sobre un caso real en el que estuvo involucrado otro escritor famoso llamado Harry Quebert.
Ocho meses antes del arrollador éxito de la novela, su autor, una joven promesa de la literatura norteamericana, enfrenta la terrible crisis de la página en blanco, mientras su agente y su editor lo presionan para que entregue el manuscrito de su segunda novela. Desesperado porque las ideas no le llegan y angustiado por el acoso de la editorial, Marcus decide ir a visitar a su amigo y mentor, el famoso escritor Harry Quebert, en la pequeña ciudad de Aurora, New Hampshire, con la esperanza de recobrar ahí la inspiración tan anhelada.
Harry Quebert es autor de una novela considerada una obra maestra de la literatura norteamericana, Los orígenes del mal. La amistad entre Quebert y Goldman se remonta hasta la época en que Harry fue maestro de Marcus en la universidad. Durante su visita, Marcus descubre sin querer que su antiguo maestro había mantenido una relación secreta con una quinceañera de la localidad, Nola Kellergan, cuando Quebert era un autor incipiente de 34 años. Decepcionado por este descubrimiento, Marcus regresa a Nueva York, pero al poco tiempo, encuentran el cadáver de Nola en el jardín de Quebert, que es detenido de inmediato como presunto autor del crimen. A pesar de su decepción, Marcus está convencido de que su amigo es inocente y regresa a Aurora decidido a descubrir la verdad sobre el asesinato de la jovencita.
Podríamos decir que ésta es la trama de la novela, pero no es la única, porque en esta novela nada es lo que parece. La trama, aparentemente sencilla, en realidad es bastante compleja y está llena de giros inesperados que muestran otras tramas dentro de esta trama y otras más dentro de aquéllas. Asimismo, los personajes tampoco son quienes dicen ser. Todos tienen secretos ocultos y mienten o cuentan lo que creen que es verdad, pero resulta ser mentira.
La novela presenta varios planos temporales que el autor va entremezclando de manera magistral para ir construyendo la historia. En este punto, hay que reconocer la prosa ágil y agradable de Dicker para ofrecer al lector una secuencia de relatos que saltan de un año a otro sin perder en ningún momento la coherencia de la historia. Aunque hay muchos otros ejes temporales, los años más importantes son 1975, 1998 y 2008, es decir, el año en que transcurre la historia de amor entre Nola y Harry que termina con la desaparición de la joven, el año en que se conocen Marcus y Harry e inician su amistad y cuando Harry es acusado por el asesinato de Nola y comienza la investigación.
Las voces narrativas se alternan en primera persona, la voz de Marcus, subjetiva y limitada al punto de vista del protagonista, que nos va relatando los resultados de la investigación en 2008, y un narrador omnisciente en tercera persona que relata las miradas retrospectivas a los distintos momentos del pasado que complementan la historia. También encontramos fragmentos de la novela de Quebert, cartas enviadas por los personajes y recortes de prensa, lo que imprime gran versatilidad a la novela, ofreciendo al lector un formato atractivo para transmitir la información. Además, el autor hace gala de buen humor. Los diálogos entre Marcus y su madre, por ejemplo, son ingeniosos y a veces incluso hilarantes. Y no se quedan atrás los del matrimonio Quinn.
Puesto que la novela habla de un escritor que escribe una novela sobre un escritor que escribe una novela, Dicker aprovecha este aspecto metaliterario de la historia para criticar abiertamente el mundo editorial, dominado casi exclusivamente por el interés supremo de hacer dinero y que, sin recato alguno, obliga a los escritores a pactar plazos para escribir nuevos libros, lo que a su vez provoca que algunos autores utilicen a otros autores en la sombra para que terminen de escribir sus novelas o incluso para que las escriban casi en su totalidad. Expone la manipulación editorial a través de la publicidad y la prensa, los escándalos y el morbo para incitar al público a adquirir determinada obra. Casi cualquier cosa es válida para que una novela tenga éxito y le reporte buenas ganancias a la editorial.
A lo largo de todo el libro, Dicker insiste en lo que implica la concepción de cualquier obra literaria: la inspiración, la problemática de dar forma a una idea y el proceso en sí de la escritura. En este afán, los 31 capítulos de la novela están presentados en orden descendente y cada uno de ellos comienza con uno de los muchos consejos que Harry le ha dado a Marcus sobre lo que significa ser escritor y lo que implica escribir un libro. El primero, por ejemplo, es: “El primer capítulo, Marcus, es esencial. Si a los lectores no les gusta, no leerán el resto del libro”.
Es difícil que una novela tan larga como ésta se encuentre exenta de defectos. Uno de los principales es lo poco creíble que resulta la relación amorosa entre el autor maduro, Harry Quebert, y la quinceañera Nola Kellergan. La relación que describe el autor parece más un amor platónico que la relación pasional que intenta hacernos creer que unió a ambos personajes. Casi todos los pasajes que tratan de la relación amorosa entre Harry y Nola destilan cursilería, a tal grado que le hacen sinceramente la competencia a Corín Tellado. Además, a lo largo de toda la novela se nos dice que la obra cumbre de Harry Quebert, Los orígenes del mal, es considerada como una de las obras maestras de la literatura estadounidense de la segunda mitad del siglo XX, pero cada vez que se nos presenta un fragmento, lo encontramos vacío de contenido y plagado de lugares comunes y frases totalmente ridículas por su cursilería.
Por otra parte, algunos lectores pueden considerar excesiva la longitud del libro, sobre todo cuando alguna digresión nos aparta de la trama principal. En ocasiones, la narración se hace larga y pesada, pero cuando creíamos que la historia ya estaba cerrada, vuelve a abrirse con un viraje inesperado que lo cambia todo y mágicamente el autor consigue recuperar el interés de los lectores. Así, muchos sucesos se repiten, porque el autor vuelve a ellos para especificar que lo que realmente pasó no fue lo que habíamos creído antes y, de esta manera, toda la línea de investigación se transforma y surgen nuevos sospechosos. Pero sin duda, no faltará algún lector que encuentre tediosos algunos puntos.
Sin embargo, a pesar de los defectos mencionados, podemos decir que esta obra es imponente, y no sólo por su tamaño. Lo es también por su ritmo y sus giros argumentales. Por su fineza psicológica y su intriga laberíntica. La verdad sobre el caso Harry Quebert es, sin duda, una novela negra y también policiaca, pero es, a la vez, una novela que describe con una actualidad y una precisión impactantes la sociedad estadounidense, sus contradicciones, su mezcla desconcertante de puritanismo feroz y despreocupada permisividad, de violencia atroz y amabilidad irresistible, así como el sofocante conformismo de su provincia.
Y la conjunción de todos estos aspectos hace que La verdad sobre el caso Harry Quebert sea una novela que vale la pena leer, pues como le dice Quebert a Goldman, “Un buen libro, Marcus, es aquel que lamentamos haber terminado”. Nada más cierto en este caso.
Joël Dicker nació el 16 de junio de 1985 en Ginebra, Suiza. Estudió Derecho en la Universidad de Ginebra y se graduó en 2010. A los 10 años, fundó La Gazette des Animaux una revista sobre la naturaleza que dirigió durante siete años. Por su trabajo en esta revista recibió el Prix Cunéo a la Protección a la Naturaleza y fue nombrado el “Editor en jefe más joven de Suiza”. A los 20 años recibió el Premio Internacional para Jóvenes Autores Francoparlantes por un cuento corto de ficción, “Le tigre”. Esto lo animó a seguir escribiendo y en 2009 terminó su primera novela Los últimos días de nuestros padres, que narra la historia desconocida de una unidad de inteligencia británica encargada de entrenar a la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, pero ningún editor quiso publicarla hasta que en 2010 resultó ganadora del Premio de los Escritores Ginebrinos. Alfaguara la publicará en español en 2014. En 2012 se publicó su segunda novela La verdad sobre el caso Harry Quebert que ha sido galardonada con el Premio Goncourt des Lycéens, el Gran Premio de Novela de la Academia Francesa y el Premio Lire a la mejor novela en lengua francesa. Ha sido traducida a 33 idiomas.
———————————
Reseña publicada en Tropo 5, nueva época, 2014.