“Huellas de pájaros”, un camino para la vida

Norma Quintana

 

En La edad de oro, una revista concebida para los niños, escribía José Martí:

(…) lo que ha de hacer el poeta de ahora es aconsejar a los hombres que se quieran bien, y pintar todo lo hermoso del mundo de manera que se vea en los versos como si estuviera pintado con colores, y castigar con la poesía, como un látigo, a los que quieran quitar a los hombres su libertad, o roben las leyes pícaras el dinero a los pueblos, o quieran que los hombres de su país les obedezcan como ovejas y les laman la mano como perros. Los versos no se han de hacer para decir que se está contento o triste, sino para ser útil al mundo, enseñándole que la naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librería y luz en el cielo (…)

 

Eso que en el siglo XIX explicaba a los infantes, en términos bellos y claros, un escritor que organizó una guerra y murió por la libertad de su patria es, en esencia, el significado del pensamiento poético como sendero para comprender el universo y estar en él con justicia. Una lección se desprende de tales ideas: a los niños ha de hablárseles como a individuos capaces de captar el sentido profundo de las cosas, porque a sus mentes vírgenes y ávidas de saber el conocimiento llegará siempre puntual, como agua fresca para una planta que crece.

El niño es sabio en su insaciable curiosidad, y sus modos de aprender son  auténticos. Entristece ver, sin embargo, que la sociedad haya olvidado esta capacidad casi milagrosa comprimiéndola y ahogándola con sistemas de enseñanza concebidos como armarios llenos de cajones, en los que se almacena información como una serie de infinitos trajes grises.

El universo de las criaturas transcurre en la dimensión del juego, donde campea la imaginación, allí se desplazan en su propio elemento y encuentran los recursos para apropiarse de lo que necesitan para crecer intelectual y emocionalmente. Es por ello que un libro concebido como si quisiera nacer y vivir en ese ámbito mágico es siempre un motivo de fiesta. Huellas de pájaros, de Ramón Iván Suárez Caamal es nuestro festejado.

En el siglo XVIII, un filósofo italiano —Gianbattista Vico—   planteó  que en la infancia de la humanidad el lenguaje y el pensamiento surgieron y fueron creciendo a la par, y el acto de conocer el mundo circundante nació ligado a la imaginación, debido a que el hombre primitivo desconocía demasiadas cosas y conocía muy pocas. Así, para nombrar tuvo que asociar, y para hallar explicaciones tuvo que apelar a la fantasía. El primer lenguaje del hombre fue, de este modo, la poesía, el lenguaje de las relaciones y las imágenes. Ese lenguaje cirquero mediante el cual un poeta, como Ramón Iván, puede convertir en luna nueva los cuernos de la vaca, y a la propia luna en moneda de plata en el fondo de una charca.

No nos extrañe entonces que un niño pueda penetrar en su mundo poético como pez en el agua, porque de lo que más sabe un niño es de fantasear. La fantasía —pensaba Mirta Aguirre— unas veces cambia las formas de las cosas, otras las compone y otras las determina. La fantasía enlaza cosas dispersas, nos aproxima a lo que está alejado de nuestros sentidos, aclara las cosas abstrusas y supera las inaccesibles construyendo caminos a través de selvas impenetrables.

Al autor de este libro nada le es más familiar que educar mediante el juego, pues a ello dedicó un largo tiempo de su muy fructífera existencia. Educar el gusto literario, enseñar el camino para llegar al poema a través del juego con las palabras ha sido parte del quehacer de este sempiterno niño grande, a quien su enorme curiosidad no le permite quedarse quieto, y por eso cuando no pinta con palabras pinta con pinceles la magia de  sus recuerdos, y la de Bacalar, que es también un poco su invención.

Este cuaderno, ganador del Premio Hispanoamericano de Poesía para Niños 2010, es una guía del asombro ante la maravilla del mundo, de los pequeños tesoros que esconde la naturaleza, y es también el itinerario de una educación sentimental fundada sobre el abrazo, omnicomprensivo y amoroso, del espíritu humano con su entorno.

Hablar en detalle sobre los recursos expresivos que dan a los textos su perfección sería materia para un estudio mucho más técnico y extenso. Anotemos, sin embargo, al menos aquellos que trazan el mapa estilístico de su escritura:

 

  • Aprovechamiento de las posibilidades musicales del lenguaje, no tanto por el uso de las rimas pues  la  musicalidad en los textos se logra, antes bien,  por la distribución de los acentos con el propósito de crear un determinado ritmo.
  • No compromete la libertad de la forma con ninguna clase particular de estrofa, pues la intención al trabajar los caligramas es semantizar el aspecto gráfico-visual y así otorgarle un papel activo en la trasmisión del mensaje.
  • Insistencia en el trabajo sobre los elementos eufónicos; es decir, en recursos como la aliteración y las rimas internas para dar una textura sonora que remite simbólicamente a la idea.
  • Economía expresiva: los textos se sustentan principalmente en la imagen. No recarga el poema con metáforas u otra clase de tropos, aunque no desdeña su uso cuando es necesario. Esta sobriedad se explica por el aspecto gráfico, que también da soporte al contenido semántico.
  • En cuanto al léxico: lenguaje terso, preciso y sin concesiones a la ñoñería ni al facilismo.

 

No sería tan hermoso este libro sin las ilustraciones de Mauricio Gómez Morín, quien tuvo la sensibilidad necesaria para captar la esencia de los textos y crear escenas, situaciones en las que cada poema se engarza como una piedra preciosa en su montadura, lo cual convierte al volumen en un verdadero objeto artístico.

Huellas de pájaros en un poemario redondo, donde nada es fruto del azar. Es el testimonio de un estar amoroso sobre la tierra, de una observación atenta —como reclamaba Eliseo Diego para la poesía— que si bien festeja la belleza y el gozo de vivir no desdeña el lado misterioso, a veces oscuro, a veces triste de la experiencia vital; es, en resumen, poesía para los niños, hecha desde la mirada del niño, con la sensibilidad y la fantasía del niño, para facilitarles el camino en la enorme tarea de aprender a vivir.

 

———————————

 

Reseña publicada en Tropo 1, nueva época, 2013.

PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com