El Cuesta de Jorge Volpi. La peligrosa lucidez de la locura

Miguel Ángel Meza

El 13 de agosto de 1942, el poeta mexicano Jorge Cuesta sufre su segunda crisis de insania: se acuchilla los genitales cuando se encuentra recluido en casa de unos amigos. Llevado de urgencia a una clínica donde le detienen la hemorragia, en un descuido de los enfermeros toma las sábanas y se cuelga de los barrotes de la cama, poniendo fin, así, a una vida signada por la extrema inteligencia, la pasión por el conocimiento y la locura.

El suicidio del poeta más lúcido de los Contemporáneos señaló el inicio de una leyenda trágica, un leyenda que se incrementó cuando se supo que el también ingeniero químico experimentaba con su propio cuerpo los resultados de sus investigaciones “alquímicas” para detener el paso del tiempo. El progresivo deterioro mental del poeta y su trágico fin oscurecieron durante años el cabal conocimiento de su obra y demoraron la búsqueda de las razones que llevaron a este magnífico intelectual mexicano a tomar decisión tan atroz.

Hoy día, por supuesto, existen ya estudios serios acerca del escritor veracruzano nacido en 1903. Por ejemplo, Vida y obra de Jorge Cuesta, de Nigel Grant Sylvester; Acercamiento a Jorge Cuesta, de Inés Arredondo; y  el completísimo, y para muchos definitivo, Itinerario de una disidencia, de Louis Panabiere. Sin embargo, la conflictiva —y patológica— personalidad del poeta, su espléndida inteligencia —consignada en sus investigaciones científicas, sus escritos críticos, sus conversaciones—, y su críptica obra poética —de un rigor formal desafiante—, dejan algunos cabos sueltos sin explicar y permiten varias interpretaciones acerca de su vida, de su obra y de lo que se dio en llamar su leyenda negra.

Una de estas interpretaciones es la que propone A pesar del oscuro silencio (Joaquín Mortiz, 1992), la primera y admirable novela de Jorge Volpi Escalante. Incluso antes de desarrollar esta hipótesis a manera de ficción, Volpi expuso los resultados de una primera investigación en un ensayo titulado El magisterio de Jorge Cuesta, publicado en la revista Plural, un polémico trabajo —Premio Plural de Ensayo en 1990— que fue impugnado despiadadamente por los críticos. De hecho, Volpi traslada a la ficción —a través de su personaje— esta investigación. Pero no sólo eso. Es fácil inferir que en su novela —narrada con una prosa sin estorbos, pulida y clara—, Volpi descarga gran parte de su propia “locura” cuando se apasionó con el enigma de Cuesta, y señala su deslinde de éste cuando estuvo a punto de verse envuelto en la anormalidad que sí desarrolla en su creatura.

A partir del trágico desenlace del bardo cordobés, Jorge —el personaje de esta apasionante obra, y alter ego de Volpi— seducido por el espectro cuestiano, subyugado por la poderosa Razón del artista, identificado con su sufrimiento, desanda el camino intelectual y espiritual del escritor hasta el momento de cumplir su ominoso destino. En este sentido, A pesar del oscuro silencio —que toma su título de una carta de Cuesta a su hermana Natalia— es la historia de una alucinante y devastadora obsesión y de los estragos de ésta en la ya de por sí débil estabilidad de la relación de pareja del protagonista.

Jorge estudia la obra del poeta, lee todo lo que se ha escrito acerca de él, visita el manicomio en donde estuvo recluido, la tumba en donde descansan sus restos, “se entrevista” con el fantasma de Lupe Marín —esposa de Cuesta durante cuatro años— y con Natalia, con quien el autor del Canto a un dios mineral vivió una relación incestuosa. El resultado de esta acuciosa investigación —que ya para ese momento presenta excesos inquietantes— es la propuesta de una hipótesis descabellada, que supuestamente explicaría la locura del poeta. En Cuesta, según esta hipótesis, “se advierte el mismo interés de la alquimia: el deseo de alcanzar la permanencia, de evadir la fugacidad, de dominar el tiempo”. Se sabe, en efecto, que Cuesta hacía experimentos con fórmulas químicas y estaba obsesionado por la idea de descubrir el elíxir de la vida, la panacea de toda enfermedad.

“La inmortalidad en un instante. Esta fue su meta a lo largo de su vida y de su obra, de su pasión —asegura Jorge—. La inmortalidad que significa salirse del tiempo, arrastrarlo, dilatarlo hasta que en un segundo quepan todos los demás. Desde la alquimia hasta la química moderna, desde la piedra filosofal hasta la síntesis de hormonas la obsesión es única: que el placer que no dura nada se transforma en un flujo por encima de los días. Aventura de décadas que culminó con las preparaciones que él mismo produjo y se administró, tratando de modificar su cuerpo, ya en plenos desbordes esquizofrénicos, pero que se inició mucho antes, en una cordura impecable.”

El espectro cuestiano de la locura ronda desde un principio el libro, como un pesaroso presagio que amenaza la débil estabilidad de Jorge y Alma, la novia de éste. Lo que en un principio se nos presentó como dos historias paralelas —la de la pareja, por un lado, y la de la obsesión de Jorge, por otro—, se transforma paulatinamente, imbricándose, entremezclándose, en una sola: la de una inteligencia alucinada por su propio poder, bordeando abismos de insania, experimentando el “atormentado milagro” en que la propia escritura —los escritos e investigaciones del personaje— se metamorfosea en existencia —la anormalidad de sus actos con los cuales involucra a su pareja y a un amigo, intentado así reproducir la vida del ilustre escritor.

A pesar del oscuro silencio es, desde este enfoque, la búsqueda de la propia identidad a partir del apoderamiento de la identidad del otro. “No soy más que una copia forzada, un triste imitador que no llega a rozarlo”, dice en algún momento Jorge, cuya pesquisa en realidad es un descenso a su propio infierno, en donde sacrifica su singularidad en aras del mito. Es también reconocer su propia interioridad, la entraña en donde debe enfrentarse con los espejos de su verdad más íntima: la de vivir un destino que no lo engrandece. Así, la pasión de Jorge y su deseo de comprender al artista son tales, que poco a poco se ve traspasado por el fantasma de la inteligencia que ha liberado, fantasma que le lleva a decirse duras verdades, incuestionables, y que lo orilla a cumplir, también a él, un trágico destino. “Se puede nombrar el odio y el amor ajenos, pero no es posible sentirlos si no los repetimos”.

Libro inquietante que mueve a indagar acerca de la apasionante figura de Jorge Cuesta, y que lleva a reflexionar sobre el poder seductor de la lucidez de la locura, A pesar del oscuro silencio es una bella y triste novela. Una novela que demuestra, además, que si somos consecuentes con nuestras pasiones y nuestros demonios, en realidad se necesitaría poco para detonar los equilibrios con que sostenemos nuestra cotidianidad de apariencias, los frágiles cimientos de las convenciones, la ingenua cordura que creemos construir con nuestros actos cada día.

Publicada en TROPO, Núm. 30, primera época, mayo, 2003.

PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com