religa las cenizas
los trozos de eternidad
que cayeron en tu mano: tú eres raíz
bajo el abrigo de las estrellas
tus búfalos tiran de la lágrima
que hermana nuestro dolor Rosa
trémulo soplo de sílabas
trazos de nacimiento: a través de ellas
la noche sincroniza nuestro aliento
un baile de locas criaturas
aflora sobre hojas de agudo hueso:
sus cascabeles agitan ya en tu cerebro
huellas oculares petrifican
el aire alrededor de las palabras:
ellas anochecen para ti
los huecos del dolor
engullen la palabra el alma:
el viento y la noche intercambian su ceniza
córneas de escritura
-inhalan exhalan-
la sílaba exacta del poema
abrimos ojos a las sombras:
nada eclipsó la espuma
que brotó del corazón
detrás del dolor sílabas crepitan
al ritmo del azar vuelan cenizas de secreto
entre las hojas rediseñan el armazón de nuestra boca
abovedado tufo de espejos:
sobre los muros se esparce
su sangrienta moneda
giros de espuma incandescentes
alrededor de la espina versal: cayados de ciego
izan estas palabras de (c)horreante efer/NO/scencia
ruido negro tras la tormenta
de amapolas: carbonizada
la escritura fosforesce su verdad
tu boz sta escura:
islas de hielo negro flotando alrededor
de sus no/coordenadas de flameante silencio
la mordedura de las sombras atravesó la palabra
su sentido: (p)eses oscilatorias
se ahuecan en los mástiles del corazón
amortajados tallos de escritura
noctulares piedras desovadoras
so/nidos de esperma y un ojo –fulgurante- entre las piernas
el gran salto del vacío arboló raíces en tus manos
dedos como hojas abren la noche
goznes que sellaron nombres en ceniza
MASCHA RIAIT AUX ANGES
Contra Paul Éluard
El tiempo se estremece en el abismo
más veloz que el polvo
un espejo arrastra el cadáver de un pájaro
con la cabeza en llamas: bajo el viento
alas de sombra enloquecen las cenizas de luz
lejos de aquí
un millar de ellos
incrustados en las piedras
abrasados por el fuego
II
nóes de palabra di/seminados
urdiendo en la infinita huella del amor:
con piedras en los ojos nutrimos nuestra alianza
te abismas en tus heridas umbrales maternos
de sábanas cosidas a los humedales del infinito
voces que atraviesan tu país de negras herrar/duras
estímulos de niebla ubres cristalizadas
donde las palabras maman su sentido viperino
de hombres engullendo trozos de fango sus bloques de ceniza
Negra constelación de nenúfares
acordes a ti estamos abrasados dados de los pantanos
tú que estás immersa en la noche
yacís de frutos envuelta oscureciente
mares coagulados de escritura afinan su desgarradura
a la tuya al murmurante cristal cincelado sobre tu frente
tu cuerpo en silencio des/olado
sube a través de tu memoria:
mitad de nada desnutrido/nudo de sombra
arroja dados al corazón
arroja líneas de agua entre los surcos de los dedos
arroja mecanismos de arena: que el tiempo se detenga en tu boca
petrifica tus imágenes de nacimiento
vuelca sobre ti el seno maternal que alimenta
tu noche sus sílabas con médula de patos salvajes
lo que en ti se hunde abre su herida:
alas de humeante esperma minas
la nada viva en el pulso arterial de la noche
fisuras de tiempo manando de los cálices
quemares de rótulas árboles ondeando
su lenta marea de fuego negro humedeciendo tu esperma
die Sprache spricht:
parcelas gangrenosas blubos escrotorales
de pedigree boscoso y cabañoso
dentro de ti flamea la esquirla de higo
tus barcas de piedra navegan por el aire estelas
lo secreto se mantiene ahí inalterado contra toda esencia
larvas de silencio se destejen sobre el mundo
agrietando los “misterios de la luz”
infestando sus cre/pus/culares berrracos
moritas de pensamiento
pastura para filózoofos nazionalistas
bashonalistas y bakas zensacionadistas de sangre terranal
tiempo partido por la mitad por la nada
escurriente de cifras oscuras cáscaras volátiles
callendo gato a gato cavándose bajo tu ceguez cerebral
se deshilan los enigmas de tu pútrida escritura
caparazones blindados de estiércol y cruces gamadas:
junto a la fuente ordeñas tu filozoofilia
el corazón fortifica sus cámaras arteriales
su cuerda tensa sobre el abismo arco y flecha maternales
y siete rosas ondeando en la punta de tu torre Sagitario
sólo entre las sombras
asiste tu nombre: con labios de piedra
grabaste sus sílabas en la noche
frutos de fiebre liebres espermáticas automáticas
guerritas de lodo entre tú y yo: lo tú/yo y lo mí/yo
son estos gargabatos estas sangrantes encías de escritura fecal
cimentar sus minerales entre noche y noche
expatriarlos de su nada su herida crepitante de fosas y desiertos :
recorre sus cenizas abovédalas habítalas
nacimental pútrido esperma
que heces espimentar sobre tus cosenos
de nutrido enigma: K-u/T/riza tu hambre esmirra
campos de siembra
estelares: a través de nuestra raíz
se desplazan los engranes de la muerte
metales gaseosos en tu bóveda craneal:
diques de nada –escorias-barrera-
se aglomeran contra la luz
coger las palabras su vacío
sumergirlas en la noche
palpar la descomposición de sus antiguos maestros
(Poema publicado en TROPO 20, nueva época).
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Bebes de las sombras
Bebes de las sombras
de la estrella que alimentó tu raíz
con la semilla de un delirio-a-dos
una voz
—amamantada con el tufo de los pantanos—
crecía hacia tu nacimiento
se construía un ojo —semejante al tuyo—
en el receptáculo del corazón
hacia ti arrojé el lugar de los descarnados
hacia ti dirigí la herida de los vientos
—la palabra que coaguló entre dos noches
el umbral—
rodeada de miasmas
que floreció sobre tu frente:
la
des
garra
dura
se yergue en ti
*
Por encima de nosotros
la escarcha de los pantanos
endurece todos los cielos
penetra el universo y se reparte
entre las líneas iluminando
los bajorrelieves que trazaste
con los cascabeles de las musas
con la hilarante vocal que espumea por los poros
con la verborrea pastoral de los maestros del canto:
altos muros circundan una boca para dos
tufos de palabra creciendo
creciendo por ambos labios
de tu mano brotan jardines
—calígine de infierno y negra noche
privada de astros—
con toda la estirpe de versos —huesos—
cosidos a las columnas que se yerguen
contra las “torres de luz”
contra las “monarquías espectrales”
en las ciénagas
…erdachten sich keinerlei Sprache.
Paul Celan
Abracadabra:
con palas labran
cavan la lengua
¿quiénes cavan?
nosotros:
de este modo
en a-
cordes
golpeamos la herida
en la frente del verbo
¿y qué cavan?
la lengua
cavamos la lengua
abrimos cadáveres
labramos la nada:
raíces hunden su esperma
brotan sílabas
ahí
en los humedales
Arbre de cadavres
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*
Alrededor de la nieve
están tu mano
el arco
la flecha
alrededor de la nieve
se mantiene tu torre
—la Media—
sobrevolada por leones alados
alrededor de la nieve
la sílaba Mensch
florece contra las palabras
contra los maestros de la palabra y el canto
alrededor de la nieve
los dados se hunden en el abismo
alrededor de la nieve
la noche humea
la noche te sostiene
la noche guía tu ojo hacia las estrellas
alrededor de la nieve
el corazón escucha
el murmullo de la fuente
alrededor de la nieve
la cabellera de mar resplandece entre los cálamos:
el ojo almendrado recuerda
se en-
arbola sobre los pantanos
(Poemas publicados en TROPO 18, nueva época).
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MUERTE EN BRINDISI
Era de noche cuando el mar se borró de los rostros de
los náufragos como una expresión sagrada.
J.C.B
I
Era de noche
la oscuridad iluminó los cuerpos de los náufragos
como una flor dispersa sobre el mar
las palabras buscaron su tonelaje ahora polvo
retorciéndose con el derrumbe de selvas sobre el asfalto
el abismo de roca tragando las líneas de tu cuerpo
tu imagen en hormigas desprendiéndose del espejo
arrastrándote al fondo de los muelles
donde los ahogados decían que flotarías mejor
debajo de los escombros
yace tu mano desnuda de sueño
estas varado como un gran cetáceo
como una lengua desgranándose sobre papel hueco
detenido por el movimiento de las olas
atrincherado en la ausencia del deseo:
éstas son aún mis reuniones contigo
el deshielo que en la noche
deshace tu máscara y la pierde
Brillan los muelles a orillas del pantano
muda grafía de la roca
soñándote dentro de sus murallas
en el espejo de tu caída
en silencio
en negritud
(pálido fruto
que desciende sobre la pluma
del escriba)
en torcido ademán
que fugaz
aniquila todo ser
sueño de espesa cobertura
dócil criatura sin fondo
donde se abisma
la materia del deseo
II
La mañana debe seguir gris sometida por el impulso de la noche sudario de cost(r)as y oscura hierba a orillas del Adriático nítida imagen de este embalsamamiento de esta pútrida negación de las aguas de conchas y moluscos los huesos roídos por el viaje dibujan extraños mapas ciudades contenidas en un espasmo de polvo que petrifica la memoria he muerto hace 4 días el peso de las cosas se me esfuma como quien canta desde las sombras como quien pierde una mano y continua padeciendo la vellosidad del tacto la porosa sustancia de lo tocado he muerto la campana del verano herrumbró el canto y las puertas de los templos (recuerdo [¿o veo?] a mi madre apoyada sobre las faldas del Usumacinta aquel hondo tumulto de rocas primitivas abriéndose paso entre sombras incendiadas
veo a mi madre
caminando sobre las aguas
cubriéndose los labios detrás del aroma de algas que brilla sobre su frente) la noche calló cayó sobre mi rostro como un metal que jamás abrirá sus alas como una ola presa en la mirada de los náufragos subí al auto abordé el estúpido deseo de subir al auto no tuve miedo (ahora yazgo solo encerrado en hielo lleno de heridas brillando sobre la frente de mi madre) la cálida brisa del verano inundó mi corazón no tuve miedo: a lo lejos las cuerdas de un viejo instrumento inflamaron las comisuras del silencio un estribillo cubierto de raíces y húmeda tierra me llamaba escuché la carne de mi madre vibrar como un laúd cogí el gancho de sus ondulaciones ( ahora se miran se abren dentro de lo que los limita como una sola llama que vibra sobre el vacio su mirar es cerrarse en lo intemporal como se cierra la semilla para dar paso al fruto) – “había que conectarnos con un gancho había que decirnos algo con un gancho” – murmuraste y pisé el acelerador hundí la cabeza oscurecido por el leve movimiento del acelerador rompimos en silencio los signos que nos unían al mundo y una palabra una sola palabra quedó varada entre tus labios y la sujeté: un susurro una gema henchida de sí misma que en su fulgor se pudre dentro de su propia destilación:
debemos templar el músculo de la muerte
debemos iluminar la evaporación de los cráneos
debemos aquilatar la nausea de los neumáticos al lamer el pavimento
y sometido en su trayecto de-solador anochecí girando girando mi cuerpo regresó al caos de la materia el mundo se hizo añicos en mi obsesión giratoria:
ahora mi cuerpo yace solo encerrado en hielo lleno de heridas adecuándose al aire que las hojas bifurcan cuando en otoño se despedazan por los suelos la mañana debe seguir gris esperando el movimiento de los astros la lengua del mar asediando el gesto de la mano que escribe
III
Me detengo sobre las ciudades sobre los muelles sobre las cabezas de piedra miro la noche como quien se contempla frente a un espejo la noche se me adentra por todos los pasadizos el ojo naufraga en todas direcciones cada cosa abismándose en su luminosidad (caminas por la playa ella ha venido ha traído algunas flores aquello que ambos perdieron ninguna palabra sólo un abrirse sin goznes inagotable…) ¿dentro de qué líneas ahora te estás despedazando? ¿en qué rincón de tus palabras estas floreciendo?
Sinae Dasein (Ciudad de México, 1980). Autodidacta y poeta. Obtuvo en 2019 el Premio de Poesía Cancún “Fiesta de la Paz” con su poema Larvae (de pronta publicación). Radica en Cancún desde el 2007.