Por Iván Cruz Osorio
Existe un prejuicio sobre la poesía que se escribe tanto en la península de Yucatán corno en Tabasco, que supone que la poesía de esta región se solaza en los escenarios naturales. La suposición se niega a dar cualquier tipo de crédito a la construcción formal de esta poesía y de un plumazo la observa de manera condescendiente. Ahora bien, de manera más específica la poesía escrita en Quintana Roo, entendida como una entidad paradisiaca para el turista, pero sin gran tradición poética, acarrea más prejuicios todavía sobre su calidad. Ni las voces de gran trayectoria como las de Juan Domingo Argüelles (Chetumal, 1958) con libros como Merecimiento del alba (1987) o Como el mar que regresa (1990) y Luis Miguel Aguilar (Chetumal, 1956), con Chetumal Bay Anthology (1983), han podido dar una amplia identidad poética a Quintana Roo como lo puede tener el estado vecino de Chiapas.
En este contexto han surgido diversas expresiones jóvenes que en su riqueza formal y temática dan una percepción particular de la búsqueda poética emergente en el estado. Entre estos autores tenemos a Cristian Poot, nacido en Felipe Carrillo Puerto en 1992, y a quien tuve la oportunidad de conocer como jurado y posteriormente como su tutor en el Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico. Su proyecto “Acariciar un tigre” causó una grata impresión por la certeza de sus imágenes que dan el bagaje literario y experiencia de escenarios del mar y la selva como una voz identitaria de Quintana Roo, sin caer en burdos chovinismos.
Con el libro que hoy nos convoca, Solares (Instituto de la Cultura y las Artes de Quintana Roo, 2022) —el cual obtuvo mención honorífica en el Premio internacional Caribe-Isla Mujeres de poesía 2019—, nos encontramos frente al Caribe mexicano, pero lejos de querer funcionar como un gancho turístico, estos versos buscan entretejer las atarrayas familiares, las remembranzas filiales con los escenarios deslumbrantes que nos da el puerto, la costa, la milpa, el clima:
La abuela
ya no atiza la llama de los años.
Nunca se apagan
sus adelfas de lumbre.
La imagen es evocativa, contenida en cuatro versos que bien podrían ser un dístico, con una gran raíz poética del haikú. En esencia esta forma poética domina el libro, la brevedad que aparece y devela lo dorado de los recuerdos y los escenarios. La abuela, los abuelos toman el papel protagónico para revelar cómo se forjó la mirada del poeta, cómo la visión poética se abrió en la edad dorada de Cristian a través del cuidado, las costumbres, las emociones nacidas en el hogar.
La abuela mira a través del bahareque
la misma tarde gris del primer día.
Atenta, escucha dentro de sí,
un silencio que no termina de romperse.
Un linaje de maíz nuevo
arde en el fuego de su lengua:
bitácora infinita de estaciones.
Solares de Cristian Poot es un libro con una mirada adánica que busca develarnos el resplandor, lo dorado de la primera visión del mundo y su maduración en la expresión poética. Libro breve con poemas breves que crean visiones entrañables y rotundas: la brevedad en la poesía de Poot trabaja en pos de la contundencia del mensaje y la imagen. Un libro para entender lo que sucede en la joven y cierta poesía quintanarroense de la actualidad. Tropo
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Iván Cruz Osorio (Tlaxiaco, Oaxaca, 1980). Poeta, editor, crítico literario y gestor cultural. Estudió la Licenciatura en Lengua y Literaturas Modernas Inglesas por la FFyL de la UNAM. Actualmente es codirector y editor de Malpaís ediciones. Fundó y co-organizó Vértigo de los aires. Encuentro Iberoamericano de Poesía en la Ciudad de México (De 2007 a 2011). Becario del Fonca en el programa Jóvenes Creadores (2009-2010). Parte de su obra se encuentra en antologías como Cajita de música. Poetas de España y América del siglo XXI (Madrid, AEP, 2011), Cartografía de la literatura oaxaqueña actual II (Almadía, 2012) y Antología General de la Poesía Mexicana. Poesía del México actual de la segunda mitad del siglo XX a nuestros días (Océano, 2014).