Por Macarena Huicochea
Las nuevas tecnologías han abierto grandes posibilidades creativas para los artistas dispuestos a correr el riesgo de incorporar los recursos digitales más avanzados a sus habilidades expresivas. Uno de estos artistas es Oscar Reyes, quien ha decidido incursionar en el mundo audiovisual para hacer propuestas estéticas que le permitan de-velar y re-velar las múltiples posibilidades de las imágenes poéticas, tanto literarias como plásticas.
Reyes es un autor que ha emprendido la aventura de proponernos la hierogamia entre las imágenes y las palabras poéticas en donde cada una evoca su propio significado y, al mismo tiempo, copulan entre sí para dar origen a nuevas posibilidades de interpretación por parte de los espectadores. Y es que quien mira, escucha o lee sus creaciones audiovisuales no puede ser, para este autor, un ente pasivo, sino un co-autor que entreteja (desde su propia subjetividad) las infinitas y polisémicas posibilidades de interpretación que su imaginación le permita.
La fotografía, el video, la música, la edición y, por supuesto, los encuadres, sumados a la voz y las letras con que Oscar construye su propuesta estética son umbrales de acceso para de-construir y desnudar lo que denominamos “realidad”; así como una invitación a ser cómplices de su proceso creativo, arriesgándonos a cuestionar y reinterpretar ese mundo que —de tan cotidiano— parece haberse hecho invisible a simple vista.
Me entusiasma esta provocación estética para transgredir, re-nombrar y re-crear el mundo compartido, ese en el que supuestamente todos habitamos desde nuestras subjetividades y que, a veces, puede ser tan fragmentario o caleidoscópico como nuestra capacidad de percepción y expresión nos lo permitan.
Su proyecto Alquimia no es una inocente muestra de arte vanguardista, sino más bien una provocación a descubrir los mundos interiores que nos habitan, mundos desconocidos, olvidados o ignorados por ese afán de creer que podemos evadir nuestra responsabilidad como parte de una colectividad y de una especie que se ha condenado a sí misma a una autodestrucción enceguecida y complaciente.
Oscar Reyes nos invita a transmutar esa visión limitada y fragmentaria respecto a la vida y a nosotros mismos, y nos guía por diversos laberintos creados por su propio discurso (que es el nuestro) y por un monólogo interior que nos confronta con los paradigmas establecidos que rigen nuestras vidas de manera inercial y que forman parte de ese enigma que somos: el espacio vital entre los signos de admiración e interrogación que contienen toda nuestra historia.
Instintos virtuales, Kilómetro cero, Lluvia carnicera, Extravío y Delirios son algunos de los títulos de sus poemas virtuales que hacen eco en quienes reconocemos esa sensación de estar al borde del abismo y del desconcierto respecto al futuro que hemos construido o que… ni siquiera hemos sido capaces de imaginar de manera diferente a lo que existe en nuestro presente.
En noviembre, varios amigos y seguidores de Oscar Reyes fuimos convocados a la Casa de la Cultura de Cancún para corroborar la evolución de sus ensayos audio poéticos en los que las diversas artes se articulan con la filosofía, y fuimos testigos de esa constante búsqueda de una voz propia, que no se agota en un solo estilo, y que no deja de explorar las posibilidades tecnológicas al alcance de su creatividad.
Alquimia es evidencia del talento de quien no se apoltrona en el corsé de la autocomplacencia y se reconoce como un proceso permanente en el que el poeta es habitado y transformado a cada paso, compartiendo con nosotros los procesos internos, las dudas y los hallazgos de quien recurre a la alquimia de la palabra y los símbolos para representar al mundo e intentar reinterpretarlo tantas veces como sea necesario para descifrarnos a nosotros mismos y a eso que denominamos “realidad”.
En su discurso narrativo, Reyes entreteje imágenes, palabras, letras, tipografías, música y efectos de edición tradicionales e innovadores, y nos propone tratar de resolver juntos el rompecabezas de nuestro rostro humano compartido; de los silencios y gritos sepultados por el “status quo” y lo políticamente correcto… o la sumisión a un orden de cosas que nos obliga a conformarnos con una existencia absurda, insignificante y artificial.
Sin pretender dar “cátedra” sobre “verdades absolutas”, Oscar nos recuerda la importancia de no dejar de cuestionarnos, de preguntar, de sorprendernos ante nosotros mismos y la existencia ajena; a reconciliarnos y renovar las posibilidades de mirar la vida a través del castillo de espejos que es la poesía audiovisual. Tropo
—————————
* Pulse estos enlaces para acceder a diversas propuestas audiovisuales de Oscar Reyes.