Mariel Turrent
Ganadora del Canadem, Premio Nacional de la Mujer, por su aportación al género femenino en 2012, Mónica Salmón comenzó escribiendo diarios catárticos desde pequeña, lo que despertó su interés por el comportamiento humano y la llevó a convertirse en una Psicóloga comprometida con su profesión. En 2013 publicó el libro Debajo de mi piel, como una forma de catarsis y en homenaje su madre, que falleció después de una larga lucha contra el cáncer. Dicho libro la catapultó en la industria editorial y marcó el inicio de su carrera como escritora. En la siguiente entrevista, Mónica Salmón explica cómo logró dar voz a quienes fueron víctimas de abuso materno: “hay que dar luz a esa obscuridad en la que la gente no ha querido entrar, pero que nos mueve a todos.”
En su más reciente novela Cuídame de ti, Nadia es una mujer mayor que cuenta su historia a Sofía, una psicóloga que pretende escribir una novela erótica tras su exitoso libro para niños sobre una madre cocodrilo que devora a sus crías. Y ese es precisamente el tema de este relato, Cuídame de ti nos hace creer que leeremos una historia erótica cuando en realidad trata de madres abusadoras que psicológicamente se devoran a sus hijos, “tratando de cultivar una observación fenomenológica”, que ayudó Mónica Salmón “a mantener distancia y a evitar que sus prejuicios se interpusieran en la historia”.
—Cuéntame, Mónica, en tu libro Sofía dice: “Antes que nada eres psicóloga, tienes un compromiso moral con tu profesión”. Dado que este libro está basado en hechos reales, y tú eres psicóloga, ¿cuál es tu compromiso moral con la psicología y cuál con la literatura?
—Como psicóloga mi compromiso es darle un lugar al otro, entendiendo las herramientas que ha tenido en su pasado. En la literatura soy muy libre e inmoral. No siento tener un compromiso, es un proceso de mucha libertad donde me puedo explayar y jugar con los personajes, romper límites, valores, cambiarlos y modificarlos.
—Nadia, tu personaje le dice a Sofía que tiene que escribir un libro para todas esas mujeres frígidas y frustradas. Y por otro lado escuché una comparación con Las Sombras de Gray. Sin embargo, me parece que tu libro no es realmente una novela erótica, sino una novela que habla de un problema social. Dime, ¿para quién escribió Mónica Salmón esta novela?
—Escribí esta novela, antes que nada, para Nadia, la persona que me confió su historia. El erotismo en mi novela se va a un segundo plano porque hay una historia más fuerte que contar. Hay cosas eróticas que pueden ser incluso desagradables para algunas personas, pero no es una novela erótica sino un thriller psicológico.
—Sofía dice que de una novela erótica que pensó que podía escribir, está a nada de terminar la historia infantil más terrorífica que puede existir. ¿Qué es lo que quieres comunicar en este libro?
—Quiero romper prejuicios, en el sentido en el que México es un país donde nuestra madre es intocable. Yo tenía ese prejuicio, la palabra mamá era sinónimo de protección y amor. Me sorprendió mucho darme cuenta de que yo tenía ese prejuicio. Yo aceptaba que la agresión viniera del lado masculino, pero nunca, nunca había escuchado que viniera el mal de una madre. Menos de una madre que estaba siempre presente, una mujer educada, que en la foto era un modelo a seguir; que se ve como una mujer guapa, preparada y elegante y todo eso la gente lo ve como un sinónimo de salud mental. Yo quiero darle voz a quienes tienen pasados rotos y dolorosos que no les permiten reconciliarse consigo mismos. Para mí es importante que esas personas que fueron víctimas de un abuso materno encuentren su voz. La gente no quiere asumir que hay casos reales así y me dicen que es ficción, pero hay que dar luz a esa obscuridad en la que la gente no ha querido entrar, porque nos mueve a todos. Nadia no fue mi paciente, pero como psicóloga, nunca tuve un caso así y no habría sabido a dónde referirla o qué hacer con eso, pues yo no tuve ni una mamá ni una abuela así: para mí la palabra mamá es lo más importante en mi vida. Mi primer libro es un homenaje a mi madre y encontrarme con esta historia fue fuertísimo, pero la escritora ayudó a la psicóloga a liberarlo. Así que la escritora Mónica Salmón le ayudó a la psicóloga a liberarse de esos prejuicios.
—Tú dices que el amor cura, ¿Tu libro es en algún momento un libro de amor? ¿En dónde vemos reflejado el amor curativo en tu libro?
—El amor cura y lo reflejamos al no juzgar al otro. Marco y Nadia son una historia de amor porque creen el uno en el otro. Él se involucra, cree, está presente siempre. No somos seres individuales y nos reafirmamos a través de otro ser humano. El amor que ellos se tenían la salvó.
—También hay un amor de Sofía a Nadia.
—Acabas de tocar un punto importante. No importa qué tipo de amor, lo que nos salva es esta relación positiva. No solo es el amor de pareja, sino cualquier tipo de amor que hace que nos involucremos con el otro. Nadia lleva a Sofía a un lugar al que le daba miedo asomarse, altera su vida linda y rosa, pero Sofía entra, porque su compromiso como psicóloga es buscar el bien del otro.
—En otra entrevista mencionas que tal vez te hubiera gustado ser una actriz porno. ¿Cuéntanos por qué? ¿Cómo vives tú el erotismo?
—Estaba muy cansada ese día, ¡qué belleza! —dice riendo—. Ese día estaba agotada. La verdad es que las admiro. Mi erotismo lo vivo desde un lado muy libre. Sí vivo mi sexualidad y estoy convencida de que la mujer tiene una sexualidad más intensa que el hombre, por eso tenemos un órgano cuya función exclusivamente es darnos placer. Pero nos acompañan muchos tabúes. Mi vida sexual ha sido muy sana y he tratado de entender que entre más libertad y respeto exista hacia mi sexualidad tendré una mayor salud mental.
—¿Tu otro libro es erótico?
—Mi primer libro, Debajo de mi Piel, es el que más me costó escribir, habla del amor, de la vida y la muerte de mi madre después de su lucha contra el cáncer. Esa novela me libera y me ayuda a entender que Tánatos y Eros van de la mano. Después de esa novela inundada de Tánatos, tenía que liberarme, porque la gente ya me conocía como “Mónica la del cáncer”, así que le dije a mi esposo: “Ya no quiero ser Mónica la del cáncer, ahora quiero ser Mónica la del sexo.” Esa transición fue para olvidar esa etiqueta del cáncer, por eso es erótica. Se llama Que todo quede entre nosotros, y en ella libero a la mujer de las culpas de la religión, de la sociedad, de las miradas. Victoria, mi personaje, se hace una heroína, una mujer ya hecha y con mucha fuerza, que es dueña de sí misma y se libera de las ataduras, que llevan a las mujeres a tener una vida infeliz y frustrada. Las mujeres infelices y frustradas sexualmente canalizan su frustración tratando de solucionarla con cirugías, compras, pastillas. Incluso culpando a otros de su insatisfacción. La sexualidad es algo natural que se tiene que satisfacer en lugar de negarlo y hacer responsable a otros. Si tienen malos maridos o amantes ellas son responsables.
—Somos responsables.
—Exacto, somos responsables.
—Cuéntame, Mónica, ¿con qué dificultades te has topado en el camino a la publicación de tu obra?
—Me he topado con muchas dificultades por parte de las librerías. Algunas te bajan el libro, no lo ponen en novedades, lo quitan del almacén. Sobre todo, me ha pasado con esta última novela y ha sido por censurar la portada y el contenido. Con la novela erótica no había problema, porque no hablaba de un problema de abuso de la madre, además la portada era solamente una cara. Aquí la portada es un dorso desnudo.
—Y ¿por qué esa portada? Me parece que el libro da la idea de una novela erótica y el público que se acercaría a esta portada no es el que se acercaría al contenido.
—Es marketing y también para avisar que la novela tiene un contenido para mayores de veintiún años. Es un marketing y un warning comercial: si te vas a meter a leer esto, te advierto que el contenido es fuerte. También de entrada hay un rollo de suspense, la portada anticipa al lector a lo que va a entrar.
—Es una portada estéticamente hermosa, artística.
—Pues para que te des una idea, no se puede publicar en Facebook, y eso que es un torso solamente, que no se le ve nada. Las librerías por eso la bajan y no la ponen tan a la vista. Por otro lado, el proceso de publicación es dificilísimo. Yo mi primera novela la llevé a una editorial y después de algún tiempo la aceptaron y me dijeron que la publicarían en dos o tres años. Pero a mí me urgía que saliera. No quería esperar tanto así que me la llevé y la empecé a vender yo de persona en persona. Luego me hablaron para decirme que querían publicarla ellos, y fue una sorpresa, porque empezaron a hacer tirajes grandes y se vendió muy bien. Fue sorprendente, era una novela que escribí para que mis hijos recordaran a su abuela, nunca me imaginé que fuera a tener tanto éxito.
—¿Qué es para ti lo más difícil en este proceso?
—El cierre. No sé dónde detenerme. Me cuesta trabajo soltarla. Es como si me arrancaran una parte de mí. Cerrar la novela que habla de mi madre fue muy difícil. No sabía cómo iba a vivir sin ella. Y Que quede entre nosotros, la erótica, fue muy divertida, no quería dejarla ir tampoco. Cuídame de ti sí la quería terminar. Ya estaba cansada. Pero no sabía cómo cerrarla. Por otro lado, la publicación es muy desgastante. Como escritora es todo un tema, me es muy doloroso que las librerías nos promocionen tan poco tiempo, pero es entendible porque hay miles de libros atrás y tienen que darles espacio a todos.
—Dicen que los escritores nunca estamos conformes con lo que escribimos. ¿Eres de esas escritoras inconformes, ahora que lo ves impreso, le cambiarías algo a tu libro?
—No le cambio nada, una vez que la dejo ya me libero y la suelto. Siempre se podría mejorar algo, pero una vez que la suelto, la dejo ir.
Mariel Turrent Eggleton (México, D. F., 1967). Ha publicado los libros “Desde adentro” (aforismos) y “Cajón de muertes y amores” (cuentos), y “La jornada del viento” y “Desnudeces de agua” (poemas). Obtuvo el primer lugar en el segundo Concurso de Cuento Juan Domingo Argüelles (1999). Es autora de la novela Hasta el último vuelo (Malix editores, 2018). Correo-e marielturrent@gmail.com
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Entrevista publicada en Tropo 21, Nueva Época, 2019.