Wildernain Villegas. Un canto a la fertilidad

 

José Antonio Íñiguez

 

Pocos poetas hay en la península de Yucatán como Wildernain Villegas (Mérida, 1981) para transmitir su infancia y la fertilidad de la tierra maya con tanta intensidad y color poético. Así lo pueden ratificar sus tres libros publicados: El canto de la estirpe (Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Mexicanas 2008), La lluvia que la noche dicta y Girándula.

En su audiolibro bilingüe (maya-español), Fuego que florece (“K´áak Ku Lóolankil”), Wildernain —poseedor ya de una cosmogonía poética más definida— hace muestra también de estos atributos que lo han llevado a ser considerado una de las voces más consistentes de la literatura en lenguas indígenas.

En esta ocasión, el poeta nos entrega una breve pero intensa invocación que pareciera encender los sentidos de toda la naturaleza y avivar la mitología, las fragancias y las texturas que habitaron su infancia.

Bajo ese estado de exacerbación, este poema se desarrolla con el impulso de sus dos figuras centrales: una es el ciricote —árbol de frutos dulcísimos, y cuyas hojas son utilizadas para baños medicinales—-; y otra, su trasunto, la abuela, símbolo al mismo tiempo de la sabiduría y la herencia de la tierra del Mayab: “Abuela anciana niña / madera de ciricote / donde el corazón de música danza/ y seduce a los dioses más antiguos”.

Frutos de la intensidad y la mirada con la que Villegas retrata su herencia milenaria, los versos de Fuego que florece despliegan, como consecuencia, sus mejores imágenes, ricas en plasticidad, para que el hablante lírico a través de la evocación nos vuelva partícipes de este canto a la fertilidad que le debe a sus antepasados: “Eres fronda de ciricote/ raíz de ciricote/ murmullo/ palabra/ ensalmo/ En la fronda cuelgo mi suspiro/ para que lo lleve el aire hasta los dioses// En la raíz descifro huellas que enseñan el sendero”.

Con paciencia de artesano, tratando siempre (con y sin éxito) de aportarle frescura a la retórica de la poesía indígena, Villegas muestra de nueva cuenta en este audiolibro su capacidad de extraer de su memoria los minerales preciosos suficientes para que le sirvan de tributo a sus ancestros “en este hoy/ que es el verdadero/ y el siempre“.

La investigadora del mundo maya, Michela E. Craveri, con motivo de la publicación de El canto de la estirpe, apunta: “El mundo poético de Wildernain es un maravilloso himno a la vida natural, a su magia y a su misterio. Es una celebración de los significados más profundos de la existencia cósmica, de sus ritmos y de su poder de regeneración, según una concepción sacra vinculada con la lluvia, el relámpago, la fertilidad femenina y la noche”.

 

Quien lea y escuche ahora Fuego que florece (mk ediciones, 2018), podrá confirmar, sin duda, la vigencia de estas palabras.

 

______________________

José Antonio Íñiguez (1991). Ha publicado en diversas revistas y suplementos culturales como Rio Grande Review, Puf!, Bistró y El humo. Ha sido incluido en antologías como Los caminos de la lluvia: muestra poética de Cancún (Ediciones Del Lirio, 2013) y Parkour Pop.ético. Mapa poético (SEP, 2017). Becario de poesía en la categoría de jóvenes creadores del PECDA. Es autor de Nueva tierra (Ediciones O, 2018).

______________________

Reseña publicada en Tropo 18, Nueva Época, 2018.

 

PHP Code Snippets Powered By : XYZScripts.com