Daniel Medina. Habitar el lenguaje

 

José Antonio Íñiguez

 

Hay visiones que sólo la poesía puede hacer posibles. Desde sitios de la infancia que el tiempo ha vuelto inalcanzables hasta estados de gracia que pocos tendrán la suerte de vivir por cuenta propia. La tarea de la poesía entonces pareciera ser la del acercamiento, la de la eterna posibilidad.

Así lo hace ver el poeta yucateco Daniel Medina en Una extraña música (Sombrario Ediciones, 2018), libro ganador del Premio Peninsular de Poesía José Díaz Bolio 2017.

Conformado por tan sólo doce partes, este breve poema explora la idea de habitar un mundo en donde se hable una lengua única; un mundo sin muros idiomáticos, regido por sólo un código de comunicación.

Para ello, Medina toma la lengua creada por el médico polaco Ludwik Lejzer Zamenhof a finales del siglo XIX, el esperanto —palabra que significa “el que tiene esperanza”—, para proyectarnos ese idioma materializado en un territorio extraño e ilusorio hacia donde el sujeto lírico se dirige para “cumplirse” y, por fin, unificarse:

 

Como el canto de las piedras

la materia no palpable del lenguaje

es un absurdo.

 

Por eso y un montón de velas y campanas

me dirijo hacia Esperanto.

Me dirijo ahí como quien lo ha visto todo

y sin embargo es un vacío.

 

Poema compuesto a manera de crónica, Una extraña música, en su justa y afortunada brevedad, se deja leer también en sus imágenes más logradas como una experiencia sensorial dentro del lenguaje. En línea con la creencia de Huidobro, cada verso vislumbra para nosotros un paisaje encerrado en sí mismo, una atmósfera que a cada paso se dimensiona semánticamente y una música que, como el arte poético, surge y se desarrolla a partir de otras:

 

Voy por tu cuerpo como por el mundo, Esperanto

y tengo la certeza del camino ante la falta de que existes

vestida del color de mis deseos

cubierta de los pies hasta la boca de la noche.

 

Esta reflexión sobre la poesía como fuerza que convierte a las palabras en instrumentos de unidad, hace de este canto un elogio hacia la pulsión musical que nutre toda lengua y, específicamente, al esperanto como idioma que, en su fina composición, alberga la utopía y la esperanza:

 

Esperanto:

palabra en cuyo crecimiento amanece

en cuya forma se reúne lo inasible

lo que se murmura al oído del que sueña.

 

Manufacturado con inteligencia y temple narrativo, Una extraña música nos invita a pensar que, si la realidad es también un fenómeno verbal, mediante la poesía ese mundo —por más imposible que parezca— siempre puede estar al alcance de nosotros, en espera de que tarde o temprano lo podamos habitar.

 

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José Antonio Íñiguez (Cancún, 1991). Ha publicado en diversas revistas y suplementos culturales como Rio Grande Review, Puf!, Bistró y El humo.  En 2014, fue becario en el género de poesía en el Encuentro de Literatura Los Signos en Rotación del Festival Interfaz-ISSSTE. Ha sido incluido en antologías como Los caminos de la lluvia: muestra poética de Cancún (Ediciones Del Lirio, 2013) y Parkour Pop.ético. Mapa poético (SEP, 2017). Es becario de poesía en la categoría de jóvenes creadores del PECDA. Es autor de Nueva tierra (Ediciones O, 2018).

 

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Reseña publicada en Tropo 17, Nueva Época, 2018.

 

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