Lasana Sekou: turismo e inautenticidad del ser

 

David Anuar

 

Lasana Sekou, poeta caribeño nacido en Aruba pero criado en la Isla de San Martín[1], escribe una poesía crítica y comprometida socialmente con el contexto caribeño y su historia. De particular interés para mí, como poeta, escritor y crítico literario nacido en Cancún, ciudad cifrada por el turismo, ha sido leer los poemas en que Sekou aborda la dependencia neocolonial generada por la dinámica económica del turismo. Por lo anterior, deseo analizar dos poemas de Lasana Sekou: “Isla Cordial”, publicado originalmente en Nacido aquí / Born here (1986), y “cediendo terreno” en El cosechador de sal / The Salt Reaper – Poems form the flats (2004); ambos textos han sido consultados en la antología Corazón de pelicano / Pelican Heart (2010).

Estos poemas presentan una voz lírica que testimonia la otra cara de la moneda del turismo, es decir, nos dan una mirada subalterna, pues no nos sitúan en la visión del turista, sino que se posiciona en el lugar de los locales, y cómo éstos reaccionan en su cotidiano ante el turismo[2] como un fenómeno social que reproduce relaciones neocoloniales de dominación, como señalan autores como Guadeloupe, “Tourism is built upon the palimpsest of the plantation system” (2009: 19) o Kaplan, “tourism must not be separated from its colonial legacy” (2000: 63).

Ahora bien, se hace necesario recurrir a dos conceptos, uno en torno al viaje, no el del turista, sino el de los sujetos que reciben al turista, pues propongo pensarlos como exiliados en su propio suelo, es decir, hay una suerte de exilio endémico causado por la necesidad de satisfacer las exigencias de los turistas. Normalmente se tiende a clasificar en dos los tipos de exilio, el exilio externo y físico, y el exilio interno y estático[3]: “el exilio físico, ya sea voluntario o necesario, será un proceso marcado por el desarraigo y el choque con el espacio del otro, en donde los recuerdos del espacio perdido serán recurrentes y que puede dar lugar a otra figura: el exilio interior” (Baeza Bastarrachea, 2006: 107).

No obstante, al leer los poemas de Sekou estas categorías resultan insuficientes. Por ello propongo una posibilidad más que denomino endoexilio, la cual defino como exilio estático que se produce por la intervención de fuerzas hegemónicas —en nuestro caso el turismo— en el espacio propio, forzando al ente a una negación o exilo de sí mismo, un exilio de su propia manera de ser.

La acuñación del concepto de endoexilio surge de un diálogo con diversas obras, la primera de ellas es el sistema filosófico del Ser, expuesto en Sein und Zeit (Ser y Tiempo, 1927), del filósofo alemán Martín Heidegger. Asimismo, por lecturas de Benítez Rojo (1998), Baeza Bastarrachea (2006) y el texto “Caribe y travestismo”[4] (2005), de Mayra Santos Febres.

Como ya he dicho, el endoexilio es literalmente el exilio de la autenticidad del ser caribeño por presiones externas hegemónicas. Me gustaría desarrollar un poco más esta idea. Partiendo del supuesto de que hay una cierta forma de ser caribeño, un ser-ahí[5] característico del Caribe (Dasein, en la terminología original de Heidegger), como nos dice Mayra Santos Febres, haciendo eco de: “Benítez Rojo en su ensayo teórico La isla que se repite, lo caribeño es un andar ‘de cierta manera’, una manera de ser y estar en el cuerpo que se resiste a la categorización lógica y que protege su opacidad y por lo tanto su diferencia” (2005: 138). Presuponiendo, pues, este Dasein caribeño, al ente se le presentan dos opciones al decir de Heidegger, optar por realizar su ser-ahí, su Dasein, y por ende tener una existencia auténtica; o por el contrario, inclinarse a un ser-ahí inauténtico, optar por una identidad que Heidegger llama man[6], que podríamos definir como una identidad impuesta desde afuera por el sistema del mundo:

 

Al decidirse entre la existencia auténtica y la inauténtica el hombre elige entre lo verdadero y lo falso. El meollo del asunto reside en la decisión, en la opción fundamental por la que el Dasein opta por mantenerse sometido a la tiranía del man, y con ello a los prejuicios y a las apariencias, a la irresponsabilidad y al abandono, o bien por asumir la responsabilidad de su vida que le permite realizarse libremente desprendido de toda sujeción extraña (Corvez, 1975: 102).

 
El ente caribeño tiene la posibilidad de buscar cumplir su existencia auténtica, o dejarse moldear e imponer una existencia inauténtica por el man, es decir, por las configuraciones imperialistas, en este caso, el turismo es el man que busca llevar al ente caribeño a una existencia inauténtica. Ahora bien, Mayra Santos Febres, al proponer un Caribe travestido, menciona que hay técnicas de ocultamiento, de camuflaje, cifradas por disfrazar el ser caribeño de otras identidades que no corresponden a la propia, y en este sentido, el disfraz tiene una cualidad performativa, es decir, según sea el sapo será el disfraz que se use: “el travestismo humano es una aparición imaginaria y la convergencia de las tres posibilidades del mimetismo: la metamorfosis, el camuflaje y la intimidación” (2005: 130). En consonancia con la idea anterior, Maurice Corvez glosando a Heideggerdice que “cuando el Dasein decae de sus posibilidades más altas […] el existente está disfrazado. En lugar de fundar la verdad por su acción, el Dasein establece la apariencia. La apariencia afirma entonces su poder, y la ex-sistencia cae en lo inauténtico” (1975: 76). Llamo la atención sobre cómo al aceptar una existencia inauténtica, cualquier ente, otorga al man una exaltación de su poder y su dominio, reproduciendo así las dinámicas de dominación. Como corolario de esta reflexión, el endoexilio es la aceptación de la identidad impuesta por el man y la renuncia al Dasein propio, en nuestro caso el caribeño.

Después de esta somera exposición teórica, entremos al análisis de los poemas que nos atañen. El primer poema, “Isla cordial” comienza con los siguientes versos:

 

Bajo todas esas sonrisas

Que se anuncian como de aquí

Tantos de nosotros

Nos hemos hecho tan duros unos con otros

(Sekou, 2010: 66).

 

Para la interpretación del poema es fundamental tener en cuenta que la voz lírica poetiza la relación entre el local y los turistas, y la dependencia económica que éstos tienen de aquéllos. En el primer verso hay que resaltar la palabra “sonrisas” que se repite en los últimos versos, dándole una redondez estética al poema, como si éste fuera un ciclo de relaciones coloniales-neocoloniales que está condenado a reproducirse una y otra vez como una sinfonola descompuesta. En los versos finales se relaciona explícitamente el vocablo “sonrisa” con “turistas”:

 

Vienen turistas

Cada jueves, viernes

O toda la jodida semana en la esquina

Todos sonríen

Otra pantomima invernal

¡Sonríe!

(Sekou, 2010: 67).

 

Esta relación actualiza la lectura del segundo verso del poema, pues las sonrisas son “como de aquí”, es decir, aparentan, se intentan camuflajear, disfrazar como de aquí, aunque en realidad son impuestas desde allá: el imperio de la lógica capitalista. Tras la imposición de la sonrisa (metonimia del ambiente confortable para la recreación de los turistas), se establece una relación de dominación que tensiona las relaciones sociales de los locales al introducir la discordia de la competencia, reiterada una y otra vez en los versos a través del uso de la epifora al repetir la palabra “otro”, haciendo alusión a los “otros locales” y no a los “otros-turistas”:

 

Nos lanzamos sal a los ojos uno al otro

Rezamos por pecados para el otro

Maldecimos la felicidad del otro

Deseamos robar lo mejor del otro

Acechamos las debilidades del otro

(Sekou, 2010: 66).

 

A la luz de los versos de Lassana Sekou, adquiere mucho sentido lo que Macleod dice: “tourism is genuinely powerful and unique force for change in the community” (2004: 3), es decir, el turismo es una fuerza de cambio que altera la dinámica local en que se inserta. Sin embargo, también se manifiesta la incomodidad y la represión de la identidad, de la existencia auténtica, y en su lugar se acuña una identidad ficticia, un disfraz: “Todos sonríen / Otra pantomima invernal / ¡Sonríe!” (Sekou, 2010: 67). Es aquí donde se manifiesta una crítica al sistema de explotación en la isla, basado en una economía de dependencia: “not only do islands become dependent on tourism in an economic sense but the use of tourism as a ‘monocrop’ draws islands into a type of dependency on centers elsewhere” (Macleod, 2004: 15). El fantasma de la Plantación acecha detrás del inocente disfraz del turismo.

El poema “cediendo terreno”, desde la lectura que aquí proponemos, también muestra la dependencia del turismo, de ese centro que está en algún otro lado pero nunca en el “aquí” de la voz lírica. La actividad turística proyecta su sombra sobre la dinámica social de la isla, modificándola, en este caso por el abandono de la autenticidad —religiosa— ante la necesidad de servir y vivir por y para la comodidad del turista, el imperio del sol y de la arena.

            En los versos (v. p. 39): “el comisionado del gobierno dijo por radio: “Si no hay turistas / no hay St. Maarten?” (Sekou, 2010: 176), la autoridad gubernamental de la isla (de la parte holandesa, al menos eso se infiere del vocablo “St. Maarten”, que es la forma en que se escribe el nombre de la isla en holandés), reconoce explícitamente la dependencia económica, ya que hay conciencia de las dinámicas neo-coloniales. Por otro lado, la modificación social se da en la esfera de la religiosidad, pues se aprecia cómo en St. Martin las iglesias alegres y ruidosas, carismáticas (en el sentido espiritual), han tenido que cambiar para rendir pleitesía al turista.

De los dos poemas podemos deducir o ir concluyendo que el turismo impacta la dinámica social de St. Martin de tal forma que condiciona la existencia de sus pobladores —al menos eso se muestra en la representación literaria de Sekou—, este condicionamiento lleva a una represión de la identidad y, por ende, la renuncia a la existencia auténtica y al endoexilio. Francio Guadeloupe, al hacer un estudio sociológico de St. Martin, observa que “History was a game one played for tourists. It was not a game one played to assert one’s belonging or to construct a collective identity” (2009: 15). En este sentido, la historia ya no sirve para construir un sentido de pertenencia al lugar, sino una identidad-espectáculo en función de las necesidades del turista. Heidegger discierne que “el ‘ser uno con otro’ –local y turistas– en el uno no es, en absoluto, una apretada, pero indiferente compañía, sino un tenso, pero ambiguo acecharse uno a otro, un secreto aguzar los oídos mutuamente. Tras la máscara del ‘uno para otro’ actúa un ‘uno contra otro’” (2002: 194).

Los poemas de Lasana Sekou critican la forma en que el turismo, como práctica neocolonial, afecta a la sociedad sanmartinense. Hay una zona de contacto y una suerte de transculturación externa o de camuflaje, pues los locales se disfrazan de una existencia inauténtica para satisfacer las necesidades del turista, y así autosatisfacer sus necesidades económicas, esta situación conduce al endoexilio, enraizado en el turismo y en el imperio de la lógica capitalista. En los poemas hay una denuncia de esta pérdida del ser auténtico sanmartinense, sin llegar a ser una poesía anticolonial y mordaz, pues se reconoce que el turismo es necesario para la propia sobrevivencia, y ésta es la gran paradoja que, como una sociedad que vive del turismo, late también en nuestra sangre: lo que me alimenta, me niega.

 

[1] Peculiar isla de las Antillas por su administración política, ya que la parte norte forma parte de la República Francesa y la parte sur al Reino de los Países Bajos

[2] Es importante señalar que el turismo en San Martin es el eje de la economía. Fabián Ade Badejo, poblador de la isla, nos dice que “el turismo es la actividad fundamental de la economía, y 54% de los visitantes provienen de los EU y Canadá” (La Ventana, portal informativo de la Casa de las Américas).

[3] El “exilio interior, como ese exilio “inmóvil” que se da como un proceso mental de los personajes, el ejercicio de encerarse en sí mismos para realizar un viaje imaginario, como resultado de las tensiones del mundo en que vive…” (Baeza Bastarrachea, 2006: 17).

[4] Incluido en el libro Sobre piel y papel (2005).

[5] Dasein: “ser particular que somos”, es “estar allí (en el mundo)” (Corvez, 1975: 11), que “es inmediata y regularmente poseído por su mundo (Heidegger, 2002:129).

[6] “El “uno” que no es nadie determinado y que son todos, si bien no como suma, prescribe la forma de ser de la cotidianidad” (Heidegger, 2002: 143). Man y uno son sinónimos, pues al escribir en alemán, las traducciones de los conceptos pueden variar, pero en este caso man y uno se refieren a lo mismo, de hecho, man es el término alemán y uno es el término traducido al español por José Gaos.

 

Bibliografía

Badejo, Fabián Ade (2010) “Literatura, edición y dimensión caribeña de la Feria Internacional del Libro de San Martín”, en La Ventana, La Habana: Casa de las Américas. Versión digital: http://laventana.casa.cult.cu/modules.php?name=News&file=print&sid=5797

Baeza Bastarrachea, Gabriela (2006), Viaje y exilio en la literatura caribeña: la construcción del sujeto en el Caribe, Tesis de licenciatura, Mérida: UADY.

Corvez, Maurice (1975), La filosofía de Heidegger, Ciudad de México: FCE.

Guadeloupe, Francio (2009), Chanting down the New Jerusalem: calypso, Christianity, and capitalism in the Caribbean, Estados Unidos de América: University of California Press.

Heidegger, Martin (2002), El ser y el tiempo, Traducción de José Gaos, Ciudad de México: FCE.

Kaplan, Caren (2000), Questions of Travel. Postmodern Discourses of Displacement, Estados Unidos de América: Duke University Press.

Macleod, Donald (2004), Tourism, Globalisation and Cultural Change. An Island Community Perspective, England: Channel View.

Santos-Febres, Mayra (2005), Sobre piel y papel, San Juan: Ediciones Callejón.

Sekou, Lasana (2010), Corazón de pelícano, Philipsburg: House of Nehesi.

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David Anuar (Cancún, Q. Roo, 1989) Licenciado en Literatura Latinoamericana (UADY). Estudiante de la Maestría en Historia (CIESAS-Peninsular). Becario del PECDA (2012, 2015). Ganador del Concurso de Cuento Corto Juan de la Cabada (2011). Autor de las plaquettes de poesía Erogramas (2011) y Estrellas errantes (2016) y de los libros Cuatro Ensayos sobre Poesía Hispanoamericana (2014) y Bitácora del tiempo que transcurre (2015).

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Reseña publicada en Tropo 15, Nueva Época, 2018.

 

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