Juan Carlos Serrano
En infinidad de ocasiones me he preguntado: cómo contar un hecho histórico sin caer en el lugar común de enumerar cronológicamente un devenir de sucesos, casi siempre conocidos y por tanto previsibles. Al tomar contacto con la novela Demasiados héroes (Afaguara, 2016, 264pp.), de Laura Restrepo, uno se da cuenta de que es posible envolver y rodear el tema principal, que, con el recurso de una imaginación prodigiosa, podemos recuperar el tiempo y trasladarnos a los acontecimientos históricos, que adquieren de esa forma una significación diferente.
Esto ocurre con esta obra. Con una construcción en la que los dos personajes protagónicos (madre e hijo), instalados en el presente en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, mantendrán un diálogo, veloz, fluido e inteligente; e irán intercalando anécdotas de un pasado reciente, en el que ella (Lorenza) le contará a su hijo (Mateo) la historia de su militancia clandestina trotskista durante la dictadura militar ocurrida entre 1976 y 1982.
Mateo, que tiene 20 años y vive con su madre en Bogotá, ha realizado el viaje porque necesita saber qué ha pasado con su padre (Ramón), un militante de izquierda como su madre, y al cual dejó de ver desde los tres años. Decide entonces ir a buscarlo a su ciudad, Buenos Aires, donde transcurre la mayor parte de la obra. Mateo reflexiona: “Y si mi padre era una especie de héroe, ¿por qué nunca quiso saber de mí? Su madre lo llevará (junto a nosotros los lectores) por los recuerdos de aquel pasado. Visitarán La Casa de Gobierno, el centro histórico de la ciudad, el barrio de Caballito donde vivió con Ramón, y donde Mateo nació. La habilidad narrativa de Restrepo nos acerca con credibilidad a las voces de cada uno de sus personajes, permitiéndonos, en la recreación de los diálogos, identificarlos en edad y en intereses propios, que pocos narradores logran con tanta suficiencia como ella.
Asimismo las historias de la vida militante en la clandestinidad (no nos olvidemos que en la época de esta dictadura, se prohibió la asociación de más de tres personas, por considerarse tentativa contra el régimen, así como poseer o trasladar libros o revistas con contenido político, que ellos consideraban lectura peligrosa), son de una verosimilitud tan asombrosa, que resulta difícil no creer que la autora haya vivido situaciones similares. Los detalles son tan precisos que el que no ha estado sumergido en semejante despliegue de temor y ocultamiento difícilmente podría describirlo con la maestría de la autora.
La construcción de la novela también es un hallazgo afortunado. Desde el presente, mientras va desgranando los recuerdos de aquel pasado, nos va pasando la información a cuenta gotas, logrando que la lectura resulte tan inteligente como cautivadora, al punto que uno no puede dejarla una vez que la ha comenzado. El lenguaje es otro acierto. Sin dejar de ser literario, utiliza un tono cotidiano que amerita el contenido de la obra. La novela contiene además metáforas formidables y pensamientos como por ejemplo: “Pasado que no ha sido amansado con palabras no es memoria, es acechanza.”.
Laura Restrepo (Bogotá, 1950), publicó en 1986 su primera novela “Historia de un entusiasmo”. De allí a la fecha ha escrito más de diez novelas, entre las que destacan: La Isla de la Pasión, Dulce compañía, La novia oscura, Delirio, Pecado y Hot Sur, entre otras.
Juan Carlos Serrano (Buenos Aires, 1950). Estudió Sociología y teatro. Autor del libro de relatos breves Recuerdos, fantasmas y otras yerbas (1992). Radica en Cancún desde 1999. Sus cuentos fueron publicados en TROPO a la uña (primera época). Coordinó un Taller literario de lectura y cuento en 2008. Aparece en la antología de autores cancunenses Puro cuento, pan y vino (Innova, 2016), que recoge los textos del taller itinerante del mismo nombre.
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Reseña publicada en Tropo 12, Nueva Época, 2016.