Sinae Dasein
Entrar en la poesía de Paul Celan es, de inicio, aprender una nueva lengua: el celaniano. Una lengua dentro de la lengua, una “lengua de arte” (Kunstsprache): es necesario aprender esta lengua, autónoma y libre, para encontrar el sentido y su significación.
Sin embargo, los poemas no son fácilmente accesibles sin sus fechas, sin sus lugares (por ejemplo, el 20 de enero de 1942, su 20 de enero). Es decir, los poemas no están escritos fuera de la Historia sino dentro de ella (la destrucción del pueblo judío por parte de los nazis y la negación del acontecimiento, las acusaciones de plagio). Cito:
Porque el poema no es intemporal. Plantea, ciertamente, una pretensión de infinitud intenta actuar a través del tiempo —a través de él, no por encima de él. El “yo” histórico y el “tú” lírico mantienen un diálogo dentro de cada poema (sarcástico, atroz, mordaz y reflexivo), forman un “nosotros” que, a su vez, son los muertos (como en el poema “Salmo” de La Rosa de Nadie) que lo acompañan.
Los poemas ascienden a manera de monumento para las víctimas: Tenerse en pie, a la sombra/ de la estela de las heridas en el aire//. Las flores se mantienen firmes, proyectando su verdad sobre el silencio (de los asesinos), sobre todo lo que haya podido contribuir a la celebración de las matanzas (véase el poema “Fuga de muerte” de Adormidera y Memoria: la muerte es un maestro que viene de Alemania).
La poesía de Celan es iconoclasta. Los intérpretes han querido ver en ella lo místico, lo religioso —al judío siendo arrastrado por la lengua—, un tradicionalismo literario que sofoca por completo (y nos aleja del poema) el uso que el poeta hace de la lengua, su lengua. Afirmarlo es negar el acontecimiento histórico (Celan jamás habría aceptado el término Holocausto o Shoá), la materia crítica de su trabajo. Nombres como Gadamer (discípulo directo de Heidegger), Derridà (quien sigue de cerca la hermenéutica de Gadamer) o George Steiner (entre otros discípulos del filósofo de la Selva Negra) han impuesto un modo de lectura que es incompatible con el arte de Celan. Su arte solo es un pretexto para desarrollar sus sistemas interpretativos o para introducir falsos sentidos.
Jean Bollack se ha aproximado a los textos de una forma radical y nueva (dentro de la hermenéutica) al interpretar, como primer paso, las interpretaciones previas y así posicionarse sobre ellas con un método más crítico y ético que des-cifra el contenido de cada palabra —átomo por átomo— de la red lingüística celaniana. Como ejemplo se pueden comparar las interpretaciones que se han hecho del poema (célebre entre los heideggerianos) “Todtnauberg” de Luz a la Fuerza.
Según Gadamer, al inicio de su breve “comentario”: Sobre este poema se ha dicho que documenta el poco éxito que tuvo la visita, algo que hay que dejar a los biógrafos (incluso, si fuere necesario, a la del autobiógrafo, el poeta mismo). El poema no sabe nada de todo eso, pero tiene un comienzo más profundo. El poema no sabe nada, como si la mano que lo ha escrito hubiese sido arrastrada por el delirio de la lengua (Die Sprache spricht), lo cual no sucede en esta poesía, en esta Kunstsprache.
El poema es comprendido como un homenaje del “alumno” hacia el “maestro”, como un intento de hacer hablar al “pensador” sobre lo ocurrido (el extermino), como un recorrido sobre tierras salvíficas. En realidad, el poema dice todo lo contrario y lo dice, digan lo que digan los intérpretes heideggerianos, con el poder de una lengua que no es la de Heidegger: el poeta conduce al pensador a través de los pantanos, sus pantanos, donde se han construido los campos, allí, los muertos recibirán la ofrenda —obtenida por Celan durante el viaje—:
En este lugar infernal, Heidegger, el anfitrión de la cabaña, será conducido por Celan, su visitante, descifrador de los pantanos. El poeta está plenamente acreditado para guiarlo; todo está dispuesto, incluso el barquero —guía y testigo—, encargado de transportarlos juntos.
El arte de Celan cuestiona toda la tradición literaria, todo aquello que pudo estar implicado en el horror: para acercarnos a su poesía, es necesario recorrer todos los círculos del infierno.
BIBLIOGRAFÍA:
Arnau Pons, Celan, lector de Freud, traducción de Javier Bassas. México: Herder, 2015
Jean Bollack, Poesía contra poesía. Celan y la literatura, edición de Arnau Pons actualizada y revisada con el autor, traducción de Yael Langella, Jorge Mario Mejía Toro, Arnau Pons y Susana Romano-Sued con la colaboración de Ana Nuño. Madrid: Trotta, 2005.
Hans-Georg Gadamer, Poema y diálogo, traducción de Daniel Najmías y Navarro. Barcelona: Gedisa, 1993.
Martin Heidegger, De camino al habla, traducción de Yves Zimmermann. Odos, 1987.
Sinae Dasein (México, D. F.) Reside en Cancún. Ha asistido a varios talleres de poesía. Trabaja actualmente en su primer poemario.
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Imagen tomada de: lamecanicaceleste.wordpress.com
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Ensayo publicado en TROPO 9, Nueva Época, 2015.