Laura Esquivel: la antiheroína que conquista

Ma. Ofelia Arruti

 

Planchar le aquietaba el pensamiento, le devolvía el sano juicio,

como si el quitar arrugas fuera su manera de arreglar el mundo,  de ejercer

la autoridad. Para ella, desarrugar era una suerte de aniquilamiento

mediante el cual la arruga moría para dar paso al orden…

 

La novela A Lupita le gustaba planchar (Suma de Letras, 2014, 198 p.) marca el retorno de Laura Esquivel a este género, después de diez años sin publicar novela. En su primera incursión en la llamada novela negra, la autora entrelaza mundos, cosmogonías y hechos dispares a partir de un crimen en apariencia inexplicable del que es testigo la protagonista de la historia, una antiheroína que, sin embargo, conquistará al lector.

Lupita no cumple con los cánones que nos han impuesto las televisoras, el cine y las revistas de espectáculos. Es regordeta, chaparrita, alcohólica, drogadicta, ex convicta y, para rematar, policía en una ciudad envuelta en las apariencias, el narcotráfico, la inseguridad y la corrupción.

A Lupita le gusta planchar, lavar, tejer, bordar, bailar, sembrar, correr, observar el cielo y hacer el amor, porque esas sencillas labores cotidianas le aquietaban el alma y ponían orden y paz en el mundo caótico en el que vivía. También disfrutaba la soledad y el silencio, y chupar, autocompadecerse, chingar y tener la razón, porque estas actividades reflejaban la parte oscura de su alma. Pero también le gustaba proteger, deducir y preguntar, y quizá por eso se había hecho policía.

Un día, presencia el asesinato de su jefe, un delegado de la Ciudad de México. Ante la impresión de ver caer a un hombre al que siempre ha considerado decente, es sorprendida por la tibia orina que desciende por su pantalón. El recuerdo de ese hecho la angustia en extremo, pues no deja de pensar en lo que dirán los que se enteraron de su “accidente”. Además, ser la testigo principal de un crimen rodeado de misterio la hace sentir un miedo enorme.

A partir de ese momento, su vida empieza a trastocarse, pues al convertirse en el centro de la investigación, también se ve envuelta en una lucha de poderes que pone en riesgo su vida, lo que la obligará a intentar resolver el crimen por su cuenta.

Mediante recuerdos y hechos actuales, la autora nos va dando a conocer a cuentagotas la vida de Lupita. La suerte no ha estado nunca de su parte. Ha sufrido abuso sexual, discriminación, el abandono del esposo, la muerte de su hijo y graves adicciones. Sin embargo, a pesar de todas las tragedias que han rodeado la vida de Lupita, el personaje no es inverosímil. ¡Hay tantas Lupitas en este país!

Con un lenguaje accesible y un refrescante humor negro, la autora nos va relatando, capítulo a capítulo, la cruda realidad que vive Lupita y, a través de ella, la realidad actual de nuestro país. Toca temas sensibles para el México actual, como el abuso de poder, la corrupción, el narcotráfico, las autodefensas, las adicciones y la violación. Retrata sin tapujos la idiosincrasia de un pueblo que prefiere callarse a alterar su estilo de vida. Pero también relata la determinación de tantos seres marginados como Lupita en su lucha por sobrevivir en medio del dolor y la miseria.

La autora condimenta la historia con notas sobre las costumbres aztecas y la época colonial en México para sugerir que volvamos la mirada a las civilizaciones indígenas como remedio para los males que aquejan a nuestro país. Aunque la autora insiste en que volver a nuestras raíces indígenas podría resultar la salvación de México, sus ideas se sienten utópicas y algo forzadas.

La novela tiene varias líneas temáticas. Es un thriller, pues trata de un crimen rodeado de misterio y de la investigación que le sigue para averiguar quién es el asesino. También es una aguda crítica a las políticas sociales del mundo y, en particular, de nuestro país. Además, contiene una serie de subtextos sobre el pasado hispánico y neocolonial de México. Sin embargo, la constante que se repite a lo largo de todo el libro es la eterna búsqueda del amor.

A Lupita le gustaba planchar es una novela muy recomendable que atrapa y sorprende al lector desde las primeras páginas. No cabe duda que con una narrativa atractiva, accesible y fresca, Laura Esquivel ha creado una obra literaria que dará mucho que hablar y, sin duda, será tema de acalorados debates.

Laura Esquivel nació en la Ciudad de México en 1950. Comenzó su carrera como maestra y guionista de cine. En 1989 publicó su primera novela, Como agua para chocolate, que la convirtió en una de las escritoras mexicanas más importantes de su generación y le mereció el reconocimiento internacional. Su novela fue llevada al cine por el director Alfonso Arau, su esposo en aquel entonces. En 1994 le otorgaron el premio Abby (American Bookseller Book of the Year), galardón que por primera vez le fue concedido a una autora extranjera. Entre sus obras se encuentran Malinche, Tan veloz como el deseo, La ley del amor, Íntimas suculencias, El libro de las emociones y Estrellita marinera.

 

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Reseña publicada en Tropo 7, nueva época, 2014.

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