Iteraciones temáticas en dos textos cancunenses

Amra Fabiola Morquecho Quijano

 

Se consideran “creaciones literarias quintanarroenses aquellas concebidas por autores que nacieron y radican en la entidad; nacidos en otras entidades mexicanas y del orbe, que aquí viven y crean; y oriundos o formados dentro de la entidad, residentes de otros lugares, que mantienen nexos con sus raíces a través de sus obras” (Labrada, 2011: 14). De acuerdo con este criterio, algunos de los escritores que iniciarían la literatura en Quintana Roo ya se hacían presentes en Cancún, ciudad ubicada en este estado, el más joven de la República Mexicana: recordemos que Quintana Roo cumple este 2014, cuarenta años de haber sido erigido como tal (el 7 de octubre de 1974).

Siguiendo estos parámetros, deseo enfocar el presente escrito en dos autores: Carlos Hurtado, arquitecto nacido en Guadalajara, que ha radicado en Cancún por más de 30 años, y que se involucró por breve tiempo en el periodismo de la ciudad como editor y cronista de la sección de cultura del diario La crónica de Cancún (periódico hoy desaparecido) y Óscar Reyes Hernández, nacido en Veracruz, licenciado en Historia del Arte con maestría en Comunicación y Tecnologías Educativas, que migró recientemente a Cancún y que se desempeña en la actualidad como profesor en la Universidad del Caribe.

Ambos son considerados como autores quintanarroenses, ya que los dos (además de radicar en la ciudad) tienen escritos sobre Cancún. En el caso de Carlos Hurtado, se trata de una novela, Cancún, todo incluido (2010 [2001]), y en el caso de Óscar Reyes, de un poemario, Costa urbana (2011), dentro del cual una parte hace referencia a lugares y/o espacios de la ciudad mencionada.

Lo que se presentará en este ensayo son las iteraciones temáticas de la novela de Carlos Hurtado y un poema de Óscar Reyes titulado “Parador Tulum”, textos que presentan temáticas similares, a pesar de tener una diferencia de 10 años respecto a la fecha de publicación del primero (2001 / 2011). Si bien ha pasado el tiempo, el contexto social sigue siendo el mismo o, en todo caso, no ha cambiado mucho. Además, ambos textos están ambientados espacialmente en Cancún.

En Cancún, todo incluido, se relata la historia de ciertos personajes que se van entrelazando conforme la trama en general se va desarrollando. Tres clases sociales (la política, la trabajadora y la marginada) conviven de varias maneras, pero no se ven ni reconocen los problemas de la otra hasta que no se encuentran físicamente, hasta que dos personajes de cada clase conviven. Esto no debe sorprender si se recuerdan las palabras del cronista de la ciudad  Fernando Martí, quien escribe: “Hoy no existe un Cancún sino tres. El primero sería la zona hotelera, la estrecha franja urbanizada que algún día fue una isla desierta […]. El segundo, la ciudad planificada por Fonatur […que…] se encuentra organizada en supermanzanas, un moderno concepto urbano que facilita enormemente la prestación de servicios, y el tercero, la Colonia Puerto Juárez, la ciudad perdida, el cinturón de miseria de Cancún: habitantes con deficientes servicios de agua potable, de electrificación, de tenencia, de basura y muy especialmente de drenaje” (1985:71).

En la novela de Hurtado, la presentación de cada personaje se da a través de una pequeña nota periodística (en algunos casos ellos mismos son los protagonistas de la nota) que antecede a cada capítulo; y cada una de éstas podrían considerarse como diferentes columnas en las distintas secciones de un periódico.

En el poema “Parador Tulum” de Reyes tal vez no hay una introducción particular de personajes, pero no quiere decir que no existan. Aquí aparecen en conjunto el turismo, la clase trabajadora, las prostitutas que trabajan por su cuenta e, incluso, la prostitución infantil; también se menciona el narcotráfico; la clase política no aparece como tal, pero se da a entender al mencionar las drogas y al niño con lágrimas en un cuarto con un señor, pasaje altamente significativo y polisémico, que podría significar, aventurando una interpretación, que la política existente en Cancún es invisible ante los problemas sociales que esta urbe demanda.

Por otra parte, en ambos textos se menciona a la ciudad abrazadora, es decir, el Cancún que recibe a personas venidas de fuera. En la novela tenemos al arquitecto Adolfo Balbuena que llegó de Guadalajara para trabajar, y tiempo después se queda sin el empleo por no haber recursos en la obra que dirigía. En el caso del poema, son los mismos trabajadores los migrantes, las personas que por las noches se van a casa a descansar: “Ya entrada la noche, el parador Tulum libera a su fauna / migratoria” (Reyes Hernández, 2011: 22). Cabe resaltar que una de las razones principales del movimiento migratorio de las personas hacia Cancún es el tener a familiares viviendo en esta ciudad, quienes pueden encontrarles un trabajo (Sierra, 2007).

Cancún es conocida como la ciudad paraíso (Martí, 1985), pues en ella se encuentran las aguas azules del Caribe, se encuentra una zona hotelera, turística, perfecta para los extranjeros que desean momentos de diversión. Cancún, todo incluido se desarrolla justamente en esa parte de la ciudad: la zona hotelera. En comparación con el poema “Parador Tulum”, que sí hace mención a los turistas, en la novela no sucede así; sin embargo, la hotelería es una de las causas del conflicto que aparece en la diégesis de la ficción de Hurtado.

En ambos casos, las drogas son una fuerte constante. En la novela, el personaje de Maritere (la pintora), Bernando Amores (presidente de la Asociación de Hoteleros de Quintana Roo) y Álvaro Grijalva (empresario español), son quienes más recurren al uso de estupefacientes; mientras que en el poema se deja entrever, se insinúa en frases como:

 

[…] el alcohol y coca circulante,

proyecto sustentable que ya nadie comprende (2011, 19).

[…] más polvo y whisky en las rocas (2011, 22).

[…] la noche abre sus ojos desorbitados (2011, 24).

[…] hoy depende de calmantes remojados de ron blanco (2011, 25).

 

El sexo y el alcohol son otros de los temas que ambos textos comparten, y se pueden ver de dos formas: el sexo por placer entre personas que desean el contacto físico consensual, y el de personas que pagan por este servicio, dando a entender que en Cancún la prostitución es recurrente y no es nada fuera de lo normal. En Cancún, todo incluido son frecuentes los encuentros sexuales entre personajes que se muestran liberales, forma de actuar que tal vez podría verse como una característica identitaria: es decir, que aquellos que no son de la ciudad (de Cancún) señalan respecto a los provenientes de ésta, que tienen cierta apertura sexual.

Por otra parte, en la novela el alcoholismo se presenta en la clase marginal y en la clase media en los personajes del arquitecto Balbuena y del desempleado Jorge Barrera, con lo cual se considera como un problema que acarrean estos dos estratos sociales. En ambos casos, el factor económico es un fuerte disparador del alcoholismo: es decir, la ausencia de trabajo o el bajo ingreso se relacionan directamente con el consumo de alcohol. En el poema, el alcohol también se considera una fuga de la realidad, pero, al mismo tiempo, es presentado como una diversión para los turistas que llegan a conocer el paraíso del Caribe Mexicano:

 

Ruido de palabras

traducciones forzadas, entendimiento de miradas

y señales, deseo sin límites, libertad sin frontera,

la brisa submarina envuelve esta ciudad.

Fauna, promociones de barra libre

(Reyes Hernández, 2011: 21).

 

De igual forma, Hurtado da a conocer el problema de la prostitución infantil con los personajes Graciela Barrera “La Grass” y Valeria, ambas niñas de 14 años:

 

Tratando de moverse con sensualidad sobre las enormes plataformas de sus zapatos, Graciela se acercó al policía.

—Qué, gordito. ¿No vas a Querétaro? —le dijo, deslizándose la mano por el pubis, alzando levemente su cortísima falda sucia.

[…]

—Pus mira lo que te puedes comer, papi —dijo la muchacha agachándose, mostrando el trasero fugazmente.

[…]

Graciela se acercó, y en un movimiento rápido talló sus nalgas contra la pelvis del policía joven.

—Que si la dejas ir, te afloja —dijo el gordo mirándola comer apurada.

Graciela asintió con movimientos lentos de cabeza sin dejar de masticar (2010: 39-40).

 

Óscar Reyes Hernández, de igual forma, con un par de versos representa el problema de la prostitución infantil: “el proxeneta recorre con su lengua la sucia suela, / niño vendedor de dulces y cigarros” (2011: 20). En la novela, La Grass, junto con su amiga, son explotadas por “El Nano” “conocido pandillero tabasqueño, se sentía con derechos con ella y otra media docena más de mujeres de su edad que se prostituían por la zona” (Hurtado, 2010: 143).

Antes mencioné que en el poema se hace referencia a la prostitución de una mujer, mayor de edad, se entiende, que dice ser de nacionalidad colombiana. Pero que sea mayor de edad no quiere decir que esté “trabajando” para ella misma: en Cancún existe una fuerte red de trata de blancas, tal como lo mostró Lydia Cacho en Esclavas del poder (2010). Esta autora realizó una exhaustiva investigación del problema por diferentes partes del mundo hasta llegar a Argentina-México con el caso de Raúl Martins, con el cual se especifica el caso de Cancún: “algunos han escuchado que México se ha convertido en la Tailandia de Latinoamérica. Estadounidenses y canadienses encuentran en Playa del Carmen y Cancún los lugares perfectos porque allí no se hace efectiva la ley que castiga a los clientes de prostitución forzada y la explotación sexual infantil” (2010, 131). En el mismo capítulo de Argentina-México, explica cómo se maneja la red de trata de blancas que se relaciona con la prostitución forzada:

 

Rául Martins administra los prostíbulos y table dance conocidos como el The one y Maxim. En estos sitios, mujeres jóvenes no mayores de veintitrés años, de origen argentino, colombiano, cubano y brasileño, bailan y venden servicios sexuales bajo la cautelosa mirada de un fuerte dispositivo de seguridad. Supuestamente, la oferta de prostitución en el área está vetada por la ley municipal; sin embargo, las amistades y las redes de protección de Martins rebasan incluso el poder del actual gobernador, Félix González Canto (Cacho, 2010: 131).

 

Es así como se conjuga otra temática en ambos textos: la corrupción. Esta situación se ve representada en la novela de Hurtado cuando la clase política, llevada por intereses personales, empieza a hablar mal o actuar de forma deshonesta al ofrecerles un nuevo puesto, dinero o terrenos. En el poema de Óscar Reyes, la corrupción está implícita en las acciones de los personajes, es decir, de principio a fin, como se aprecia en los siguientes versos:

 

Sin impuestos especiales conviven las sirenas,

los piratas de la red,

brujas negras y blancas,

los inmortales del vino tinto,

los hechiceros de las finanzas sanas,

en esta calle no hay lógica congruente con los mercados,

plusvalía ni rendimientos netos,

de ahí su convocatoria” (2011: 23-24)

 

Por último, el tema de la disfunción familiar en la novela se localiza en todos los ámbitos:  la familia de Amores no está unida, pues Brenda, la esposa, siempre está sola, y sus hijos se encuentran en el extranjero estudiando; la del arquitecto Balbuena, conformada por su esposa Elena y su hija Aurora, muestra continuos desencuentros: la mujer vive una pelea constante con él por la falta de dinero para la boda de su hija, al mismo tiempo que ya no siente, como al principio, empatía ni cariño hacia su marido, pues ahora a ella le importa mucho más el qué dirán y las apariencias; la del desempleado alcohólico Jorge Barrera, cuya hija “la Grass”, encarna la prostitución infantil dentro de la novela.

Hemos visto a lo largo de este ensayo, las iteraciones temáticas en dos textos de literatura de Cancún, la novela Cancún, todo incluido y el poema “Parador Tulum”: turismo, drogas, corrupción, sexo, política, prostitución, desigualdad social, disfunción familiar, problemas económicos, y migración.

En conclusión, es interesante observar que a pesar de que han transcurrido diez años de un texto a otro, ambos contienen y representan los mismos temas, y es más curioso aún que en un solo poema se encuentre lo que está retratado en una novela que cuenta con casi 300 páginas (la segunda edición de la novela de Hurtado). Todo lo cual nos permite visualizar los problemas prevalecientes en Cancún, que aparentemente no cambian y que quizá aumentan año con año. tropo

 

Bibliografía

Cacho, Lydia (2010). Esclavas del poder, Ciudad de México: Grijalbo.

Hurtado, Carlos (2010). Cancún, todo incluido, Mérida: Unas Letras.

Labrada, Agustín (2011). Teje sus voces la memoria, Yucatán: Dante.

Martí, Fernando (1985). Cancún, fantasía de banqueros: la construcción de una ciudad turística a partir de cero, Ciudad de México: Uno.

Reyes Hernández, Óscar (2011). Costa urbana, Ciudad de México: Secretaría de Cultura del Gobierno del Estado de Quintana Roo.

Sierra Sosa, Ligia Aurora (2007). Mayas migrantes en Cancún, Quintana Roo, Ciudad de México: Plaza y Valdés – Universidad de Quintana Roo.

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Imagen tomada de internet (www.todocuadros.es). Título: Chicos en la playa (detalle). Autor: Joaquín Sorolla y Bastida.

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Amra Fabiola Morquecho Quijano (Cancún Q. Roo, 1992). Estudiante de octavo semestre de la licenciatura en Antropología Social (UADY). Primer lugar en lectura en el concurso interescolar y de zona en Cancún (2000); participó como Jurado Joven en la segunda edición del Riviera Maya Film Festival (2013) y como voluntaria en la tercera edición (2014); llevó un curso básico de periodismo en línea (2013); fue partícipe como titular en el Primer Congreso Popular en la ciudad de México (2014). Le interesa el cine, los movimientos sociales, y los estudios sobre género.

 

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Ensayo publicado en Tropo 6, nueva época, 2014.

 

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