Riesgos y aciertos de una novela de tesis

Miguel Ángel Meza

 

Cercana a la novela epistolar (o ciber-epistolar, pues gran parte de su intriga se revela a través de los correos electrónicos que se envían los amantes), melodrama con algunos sesgos de comedia (que recicla el lenguaje amoroso sentimental del siglo XIX e intenta modernizarlo) y novela de tesis (pues en ella se plantea una vehemente defensa del amor libre en contra del matrimonio), Otra vez las margaritas  (unasletras, 2009), segunda novela de Carlos Hurtado, es una reflexión crítica sobre el cansancio natural de la relación conyugal (y el desamor-abandono de la pareja), y una defensa del amor, la pasión y las aventuras extramaritales.

Una anécdota mínima —el encuentro de dos enamorados a través de Internet luego de treinta años de distanciamiento— es la pauta del autor para hacer reflexionar a su narrador y a su personaje (alter ego de Hurtado) a lo largo de 238 páginas sobre la crisis matrimonial del siglo XXI. El lector tiene ante sí una obra del nuevo milenio como si por ella no hubiera pasado el realismo francés decimonónico ni gran parte de la literatura del siglo XX, que aportó obras que abordaron exhaustivamente este tema con el mismo realismo cínico, resignado y cuasi amargo que ésta.

Dos aspectos del lenguaje resaltan en la obra como notas discordantes: uno, el habla de los amantes en sus diálogos amorosos (tan melosa a veces que parece parodia), y dos, el sentencioso y machacón en que cae el héroe de la novela, un lenguaje que parece emanado de ensayos sobre el amor y el matrimonio, y que llega a chocar debido a su corrección, puntualidad teórica y análisis certero. Es decir, debido a su falta de verosimilitud dramática. La deficiencia formal percibida aquí es el mimetismo de las voces: tanto el narrador como su personaje masculino hablan igual y pronto descubrimos que son títeres del autor para la exposición de sus propias ideas sin el tamiz ficticio adecuado.

La novela se deja leer fácilmente y resulta amena y atractiva debido a ciertos diálogos chispeantes, cierto sentido del humor ocurrente (típico del autor), una estructura lineal, ágil y sencilla, ciertas pinceladas de lenguaje literario (que acreditan el avance estilístico del escritor en relación con la prosa de sus anteriores trabajos) y un tema siempre vigente que sin duda involucrará la experiencia afectiva del lector. Empero, hay que decirlo: después de esta obra, Carlos Hurtado está por producir aún sus mejores entregas.

 

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Reseña publicada en Tropo 2, nueva época, 2013.

 

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